El sector fotovoltaico en España espera su momento y podría ser hoy. La subasta de renovables que licita en el mercado 3.000 MW (por lo menos), podría ser la oportunidad que lleva tantos años reclamando. Y es que la moratoria que sufre desde 2013 le ha pasado factura. La que otrora fuera una de las potencias mundiales se ha quedado rezagada y si no fuera por su gran capacidad empresarial y el enorme esfuerzo exportador que ha hecho, hoy no quedarían ni las migas.
España representaba en 2008 el 23,6% de toda la potencia fotovoltaica instalada en el mundo, una cifra que ha ido cayendo en los últimos años hasta situarse en el 2,36%. Y es que en estos cinco años, no se han hecho grandes proyectos en nuestro país, y según el último informe presentado por UNEF, en 2016 apenas aumentó en 50 MW, y todo autoconsumo, que si se compara con el año anterior no está nada mal, al ser el doble de la capacidad instalada de 2015.
En esta segunda subasta del año las posiblidades son muchas. El sector espera que todos los ganadores serán los que compitan a precio cero, y eso supone más de 3.000 MW de fotovoltaica y unos 1.000 MW de eólica que podrían conseguir su ansiado proyecto. O más, si hay sopresas de última hora. Las eléctricas han anunciado que en esta ocasión se presentarán con megavatios solares. Si es así, algunos expertos han calculado que podrían llegar a sumar hasta los 6.000 MW.
Y como el Real Decreto con el que se convocó la subasta deja la puerta abierta a incrementar el cupo de potencia por encima de los 3.000 MW subastados, gracias a la licencia que el Gobierno se ha permitido con la aprobación de una cláusula confidencial, podría ampliarse esa capacidad hasta donde quiera, incluso hasta la última oferta que tenga el mismo sobrecoste que la última adjudicada.
Sin embargo, no se contempla que los proyectos ganadores oferten bloques inferiores a 50 MW. La subasta premia las grandes instalaciones y esto podría suponer un problema para España, porque en tan solo dos años debe alcanzar el objetivo europeo del 20% de renovables. La fecha tope, el 1 de enero de 2020, está a la vuelta de la esquina y hay que darse prisa.
La eólica es la que tiene más dificultades de cumplir con los plazos ya que el proceso de construcción y de trámites administrativos les lleva más tiempo que a los fotovoltaicos, por lo que esta subasta servirá para que el Gobierno se cubra las espaldas si los eólicos no llegan a tiempo.
Sea como sea, la cuenta atrás ya ha comenzado y en muy poco tiempo se conocerán los ganadores. Mientras tanto, hagan sus apuestas.
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