Ya se ha acabado la subasta de interrumpibilidad eléctrica para 2016 y Alcoa se ha convertido en el verdadero protagonista al ser una de las pocas compañías que ha fracasado. El resultado para el gigante del aluminio ha sido malo. Peor que el año pasado. Y es extraño cuando una amplia mayoría de empresas se han ido con mejoras, unas más pronunciadas que otras, pero con más dinero que a finales de 2014.
Empezó el lunes la subasta con mal pié. Obtuvo Alcoa solo tres bloques de 90 MW de los seis a los que optaba. Solo había ocho bloques en la oferta y en vez de ir a competir prefirió no reducir demasiado los precios. Esta estrategia la dejó sin opciones ya que otras grandes empresas industriales se llevaron los bloques. A Alcoa solo le quedó la opción de que se les adjudicara por asignación directa. Esto significaba obtener menos dinero por el bloque. Y encima solo se hizo con tres.
Se la jugaría en los bloques de 5 MW, pero tampoco ha sabido hacerse con precios buenos y al final las plantas de Avilés y A Coruña han perdido la oportunidad para mejorar el resultado del año pasado.
Durante las primeras subastas los precios han sido mejores que el año pasado. Tanto el lunes como el martes los proveedores de bloques se iban contentos. No tanto el miércoles ya que los precios fueron parecidos a la misma altura de la subasta del año pasado. Este jueves se han colocado los últimos 60 bloques para cubrir los 2.600 MW que se ponían. Como la gran mayoría eran de 5 MW ha habido dinero para todos. Incluso el Gobierno decidió, con el beneplácito de la CNMC y de Red Eléctrica, sacar una subasta adicional hasta comprar todos los bloques necesarios para la industria o hasta llegar al límite máximo de 540 millones.
En el entorno de las 13.30 horas se finalizó la subasta programada. Y las grandes empresas electrointensivas, como Alcoa, todavía tenían que adjudicarse varios bloques. Acudieron entonces a la subasta adicional. Como si se tratase un duelo en el Oeste, las grandes compañías compitieron de tú a tú por los últimos bloques. En concreto, el Gobierno puso otros 40 bloques sobre la mesa.
Se fueron adjudicando los bloques hasta un momento en el que la competencia era baja Se quedaron pocas compañías, entre ellas Alcoa, y se les adjudicaron bloques por asignación directa. Hubo incluso alguna compañía que llegó a prescindir de algún bloque. Este diario no ha podido confirmar qué empresas renunciaron. Pero haberlas, las hubo.
Esta decisión de renuncia se produce porque la empresa prefiere no optar por el bloque ya que el precio de adjudicación no es lo suficiente alto como para ser rentable y por eso optan por quedarse sin ello.
Alcoa tuvo que quedarse con algunos bloques de adjudicación directa. Eran destinados esos bloques a las plantas de A Coruña y Avilés, que finalmente han obtenido cerca de dos millones menos que el año pasado. ¿Será suficiente para que Alcoa se piense continuar con estas plantas? ¿Cómo conseguirá rentabilizar estas fábricas con la actual situación que vive el mercado metalúrgico?
Antes de que se celebrara la subasta el pasado lunes, el presidente de Alcoa visitó a los trabajadores de A Coruña, Avilés y San Ciprián para contarles la pésima situación económica de las plantas, sobre todo las dos primeras. San Ciprián es otra cosa, y los trabajadores de las otras fábricas lo saben. Es la niña de los ojos.
Rubén Bartolomé anunció que la viabilidad de Avilés y A Coruña estaba en entredicho, "incluso con una buena subasta eléctrica". Dejó caer el mazazo. Se puso la venda antes que la herida. Y claro, el nerviosismo se apoderó de los trabajadores. Es complicado vivir una situación así. El caso es que Alcoa tenía todo para haber mejorado, pero por jugársela a una carta al final ha acabado perdiendo.
Y es de las pocas compañías que lo ha hecho. Fuentes que han participado en la subasta aseguran que "Alcoa o no ha sabido jugar o su estrategia era ir a perder. No se ha entendido muy bien".
Este diario se ha puesto en contacto con el gigante del aluminio que no ha querido dar una valoración completa del resultado de la subasta. Ya contó El Periódico de la Energía el mal resultado del lunes. Se esperaba a una Alcoa que fuera a por todas en los bloques de 5 MW pero el resultado no ha sido el deseado. "Hemos acudido a la subasta con la intención de obtener el mejor precio para nuestras plantas", aseguran desde la compañía. Pero no ha podido ser.
Ahora tendrá que dar explicaciones de lo sucedido esta semana en Madrid a sus trabajadores e intentar dar una solución a las plantas. Se esperan días de nervios en las fábricas de Avilés y A Coruña. Son muchos puestos de trabajo en juego. Muchas familias que se podrían ver afectadas. Ahora está la pelota en el tejado de la empresa. Es la que tiene que decidir su futuro y por el bien de todos ojalá mantenga toda su producción.
Por cierto, la subasta adicional ha finalizado sin llegar al tope legal de 540 millones (los otros 10 millones se destinan a los territorios extrapensinsulares). Se han superado los 500 millones seguro. La cifra podría superar a la del año pasado que finalizó en torno a los 510 millones. El caso es que toda la industria ha tenido la oportunidad de vender sus bloques, a mejor o peor precio. Y eso se lo han agradecido al Gobierno.
Hay que tener en cuenta que la inmensa mayoría se ha ido contenta de la subasta. En general, el resultado de la misma ha sido satisfactoria, tanto para las compañías como para el Estado y Red Eléctrica que no han tenido que continuar subastando más y superar el presupuesto otorgado a este sistema de interrumpibilidad.
La orgía eléctrica se ha acabado. Hasta el próximo año ya no habrá más. Ahora toca seguir y si puede ser con todos los empleos, pues mejor que mejor.
Miguel
04/09/2015