Los analistas consultados por Bloomberg señalan que de seguir adelante en Hinkley Point se pondría en riesgo la situación económica- financiera de la compañía, ya que los precios de la energía han caído considerablemente y el ‘cash’ se ha reducido.
Pero abandonarlo supondría dañar aún más la imagen de la ingeniería nuclear gala, ya empañada por retrasos y sobrecostos en otros proyectos (Flamanville o Finlandia).
Una portavoz de EDF se negó a comentar cuando la compañía podría dar el visto bueno a Hinkley Point. La estatal gala todavía está trabajando en la financiación y la decisión final.
Por el momento, el Reino Unido se mantiene fiel al proyecto, diciendo que va a crear 25.000 puestos de trabajo y que ayudará a cumplir con su promesa de recortar las emisiones de CO2. Se ha garantizado que EDF ganará al menos 92.50 libras por megavatio-hora en un plazo de 35 años en Hinkley Point, que es casi el triple a precios actuales del mercado.
Por su parte, el gobierno de Francois Hollande, salió el mes pasado en defensa de la eléctrica, diciendo que ayudará a EDF a cumplir con su compromiso, tomando el dividendo que le corresponde en acciones.
La compañía está pidiendo prestado dinero para pagar su dividendo y planea vender activos para financiar nuevos desarrollos. Redujo los gastos operativos anuales en 300 millones de euros y piensa reducir otros 700 millones de euros en 2018.