La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha advertido de que 2016 está en camino de convertirse en el año más caliente que se haya registrado en la historia, con temperaturas extremadamente altas.
"Hemos sido testigos de un prolongado periodo de extraordinario calor y todo indica que esto se convertirá en la nueva norma", sostuvo el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, al apuntar que se han observado niveles inusualmente altos de concentración de dióxido de carbono y se han roto récords de temperatura.
Esta situación y el calentamiento de los océanos ha acelerado el blanqueamiento de los arrecifes de corales, recordó.
"La temporada excepcionalmente larga de calentamiento global continuó en agosto, que fue el más caliente en registros tanto en la superficie terrestre como en los océanos", agregó la portavoz de la OMM, Claire Nullis, basándose en datos de la NASA y del Centro Europeo para las Previsiones Meteorológicas a Mediano Plazo.
Además, según los últimos datos, la superficie de hielo en el Ártico alcanzó su mínima extensión durante el verano (boreal) el pasado día 10 de septiembre, con lo que fue la segunda más reducida desde hace 37 años, cuando empezaron los registros por satélite.
Esa superficie es comparable con la observada en el mismo periodo de 2007.
La extensión de hielo en el Ártico fue de 4,14 millones de kilómetros cuadrados y se cree que la principal razón para que la situación no fuese dramática tiene que ver con que el verano en esa parte del mundo fue fresco, nublado y con tormentas regulares.
"Históricamente, esas condiciones meteorológicas desaceleran la pérdida de hielo durante el verano, pero en lo esencial estaremos sólo un peldaño por debajo del récord", indicó Nullis.
La menor superficie de hielo ártico data del 17 de septiembre de 2012, cuando disminuyó hasta los 3,39 millones de kilómetros cuadrados.
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