Con los avances tecnológicos siempre llega un momento en el que las viejas opciones dejan de tener sentido. Así ocurrió con los coches de gasolina a principios del siglo XX, con los televisores en color en la década de los 70 o con los teléfonos inteligentes en los últimos diez años. Predecir cuándo se van a producir estos cambios es una tarea realmente complicada, pero cuando acontecen, todo el mundo cambia. Y eso es lo que va a ocurrir en la los próximos años 20 que, con toda probabilidad, será la década de los vehículos eléctricos.
Los precios de las baterías cayeron un 35% el año pasado y han tomado una trayectoria como para que los vehículos eléctricos sin subsidios sean tan asequibles como sus homólogos de gasolina en los próximos seis años, según un nuevo análisis del mercado de vehículos eléctricos realizado por Bloomberg New Energy Finance (BNEF). Ese será el comienzo de un verdadero despegue del mercado de masas para los coches eléctricos.
Para el año 2040, los coches eléctricos tendrán un coste menor a los 22.000 dólares (en dólares actuales), de acuerdo con las proyecciones y el 35% de los nuevos coches en todo el mundo tendrá un enchufe.
Esto no es algo que los mercados del petróleo estén planeando, y es fácil entender por qué. Los coches eléctricos apenas representan el 0,1% del mercado mundial de automóviles actual. Hoy en día el coche eléctrico sigue siendo todavía una rara avis en las calles de la mayoría de los países y todavía cuestan mucho más que los que consumen gasolina. La OPEP mantiene que los vehículos eléctricos (EVs) representarán un 1% de los automóviles en el 2040. El año pasado, el CEO de ConocoPhillips, Ryan Lance dijo que los vehículos eléctricos no tendrán un impacto en los próximos 50 años, ni probablemente en toda su vida.
Pero hasta este momento esto es lo que se sabe: en los próximos años, los modelos de Tesla, ‘Chevy’ (Chevrolet) y Nissan comenzarán a vender coches eléctricos de largo alcance a un precio en torno a los 30.000 dólares. Otros fabricantes de automóviles y empresas tecnológicas están invirtiendo miles de millones en docenas de nuevos modelos. En 2020, algunos de ellos costarán menos y obtendrán mejores resultados que sus homólogos de gasolina. El objetivo sería igualar el éxito que el Model S de Tesla, que ahora vende más coches que sus competidores en la clase de lujo de gran tamaño en EEUU.
La pregunta que surge, entonces, es cuánto se reducirá la demanda de petróleo por la implantación de los coches eléctricos y cuándo la reducción de la demanda alcanzará el volumen suficiente para inclinar la balanza y provocar la próxima crisis del petróleo.
Para ello, lo primero que se necesita es una estimación de lo rápido que crecerán las ventas de coches eléctricos. Y el último dato es que las ventas de coches eléctricos crecieron un 60% en todo el mundo en 2015. Es una cifra interesante porque coincide con la tasa de crecimiento anual de ventas que Tesla prevé para el año 2020, y es la misma tasa de crecimiento que ayudó a que el Ford T se impusiera al coche de caballos en la década de 1910. A modo de comparación, los paneles solares están siguiendo una curva similar, en torno al 50% de crecimiento cada año, mientras que las ventas de las bombillas LED están aumentando alrededor del 140% al año.
Hace unos días, en la serie Más pronto de lo que piensas, Bloomberg calculaba el efecto de un crecimiento continuo del 60% y llegaba a la conclusión de que los vehículos eléctricos podrían reducir la demanda de petróleo en 2 millones de barriles al día ya en 2023. Y esa cantidad crearía un exceso de petróleo equivalente a la que desencadenó la crisis de precios de 2014.
Las tasas de crecimiento anual del 60% por ciento no parece que se puedan sostener durante mucho tiempo, por lo que resulta un pronóstico excesivamente alto. Por ello, BNEF adopta un enfoque más metódico en su análisis actual, tratando de prever cuándo se producirá la caída de los costes de los vehículos eléctricos suficiente para atraer al comprador medio de coches. Y según el modelo de BNEF, el punto en el que la reducción de la demanda de petróleo alcanzaría los 2 millones de barriles diarios se alcanzaría en el 2028, tal y como se puede apreciar en este otro gráfico.
El análisis de BNEF se centra en el coste total de los vehículos eléctricos, incluyendo cosas como el mantenimiento, los costos de la gasolina, y, lo más importante, el coste de las baterías.
Las baterías representan una tercera parte del costo de la construcción de un coche eléctrico y para que se produzca una apuesta generalizada por los coches eléctricos, BNEF considera que deben suceder cuatro cosas. A saber:
Los gobiernos deben ofrecer incentivos para reducir los costos.
Los fabricantes deben aceptar márgenes de beneficio muy bajos.
Los clientes deben estar dispuestos a pagar más para conducir un coche eléctrico.
El costo de las baterías tiene que bajar.
Los tres primeros factores ya se están cumpliendo en el arranque del boom de los vehículos eléctricos, pero no se pueden mantener en el tiempo. Pero afortunadamente el coste de las baterías se encamina en la dirección correcta, tal y como se puede observar en este otro gráfico.
Hay otro aspecto de esta cuestión sobre el vehículo eléctrico, y es de dónde sale toda esa electricidad que se va a necesitar. Para el año 2040, los coches eléctricos demandarán 1.900 teravatios-hora de electricidad, de acuerdo con los pronósticos de BNEF, lo que equivale al 10% de la electricidad producida en el mundo el año pasado.
La buena noticia es que la electricidad es cada vez más limpia. Desde 2013, el mundo ha estado agregando más capacidad de generación eléctrica renovable que la suma de la producida con carbón, gas natural y petróleo. Los coches eléctricos, pues, reducirán el coste de las baterías de almacenamiento y ayudarán a dar una solución a la intermitencia de las energías solar y eólica. En la transición hacía una red eléctrica más limpìa, los vehículos eléctricos y las energías renovables crearán un círculo de beneficio mutuo de la demanda.
A pesar de todo esto, todavía se dan situaciones para seguir siendo escépticos. A los fabricantes les queda mucho para reducir el precio de los coches eléctricos, y todavía no hay suficientes estaciones de carga rápida para realizar viajes a larga distancia de una manera cómoda. Muchos de los nuevos conductores en China e India seguirán optando por la gasolina y el diésel, y el aumento de la demanda en estos países podría superar el impacto de los coches eléctricos, especialmente si los precios del crudo se mantienen en los niveles actuales.
Sea como fuere, una cosa es cierta: cuando llegue el crash del petróleo, no será más que el principio, porque cada año que pase, habrá más coches eléctricos en las carreteras y la demanda de petróleo será menor.
Que equivocados estaban en 2016 y qué equivocados están en 2018. Sólo hay que ver los movimientos que está haciendo Repsol. Al crudo le quedan 10 años, a lo sumo 15 para desaparecer.
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Electric
26/04/2018