La situación de Siemens Gamesa se está complicando por momentos. La caída libre que están sufriendo las acciones en bolsa desde abril (han perdido un 44% de su valor) tiene que ver con las noticias no muy positivas que se van conociendo sobre la fusión de la compañía. La valoración en el mercado del mayor fabricante de turbinas eólicas, como resultado de esta crisis, se ha rebajado de 15.300 a 8.500 millones de euros, lo que está provocando la ira en la sede del Grupo Siemens en Munich, donde parece que se han sorprendido por las dificultades que atraviesa, según asegura el diario alemán Frankfurter Allgemeine.
Y por si fuera poco, el pasado viernes Siemens Gamesa anunciaba una nueva corrección del pronóstico de ganancias, solo dos meses y medio después del anuncio de las pérdidas del último trimestre del año fiscal 2016/2017 (30 de septiembre). Esa nueva corrección, con las cifras actualizadas, supone que el mayor proveedor de turbinas del mundo ha sufrido unas pérdidas de 11 millones de euros en el último trimestre y que una declaración obligatoria resumida mostraba que las ganancias antes de intereses e impuestos (EBIT) del año financiero recién finalizado alcanzarán solo 790 millones de euros. Es decir, se comenzó hablando de 945 millones, después se ajustó a los 900 y ahora se vuelve a bajar otros 110 millones más.
Y los medios alemanes sospechan que es probable que la pérdida trimestral sea aún mayor ya que la cifra no incluye las amortizaciones de los precios de compra, que representaron 124 millones de euros en los primeros nueve meses.
Pero ¿qué está pasando en Siemens Gamesa? Que los mercados donde tienen focalizado su negocio no van tan bien como decían durante la fusión. Mientras que Gamesa anunciaba a finales de julio que la sensible corrección de beneficios tenía que ver con la desaceleración del negocio de parques eólicos onshore en la India, donde el mercado había colapsado, Siemens ha esperado hasta ahora para destapar que durante las due diligence que se hicieron durante la fusión no se tomaron en cuenta ni se hicieron los ajustes de valuación adecuados sobre los inventarios en Estados Unidos, Brasil y Sudáfrica. "El stock de aerogeneradores onshore en Estados Unidos es enorme, no han vendido casi unidades y los tienen almacenados en sus fábricas", explican a este diario fuentes sindicales.
Y aunque la parte española en la fusión, Gamesa, sea el responsable de no adivinar un cambio en la legislación india y en su sistema de licitación de nuevos parques eólicos, lo que parece claro es que la parte alemana escondió su mala gestión y sus ventas tibias en mercados como Estados Unidos y Brasil, tanto es así que los pedidos disminuyeron en una quinta parte en el tercer trimestre. Pero su pronóstico de ventas para todo el año sigue siendo de 11,2 millones de euros (el año anterior fue 10,4). Ya se verá si se modifica el próximo 6 de noviembre, el día en que presentarán los resultados del último trimestre y las previsiones para 2018, porque finalmente el Plan de Negocio lo retrasan hasta febrero.
Lo que se vive hoy en Siemens Gamesa es la suma de todos los errores que se cometieron durante las conversaciones de fusión de hace un año. Tanto uno como otro presentaron a su compañía más bonita de lo que era, como la magnitud de la gran dependencia de Gamesa en el estancado negocio indio, o como el enorme stock que Siemens tenía de sus máquinas en EEUU porque no las conseguía vender. Y las consecuencias han sido inmediatas.
Obviamente, el Grupo Siemens se ha sorprendido por las dramáticas consecuencias y su indignación ha provocado el cambio de la cúpula directiva, sustituyendo al director financiero por un español de la propia matriz. Quieren saber qué está pasando, de qué no se están enterando y probablemente ajustar la situación. Se espera que la presión sobre el CEO, Markus Tacke, aumente, y ya se habla de su próximo cese.
El nuevo director financiero, Miguel Ángel López, quiere que los 230 millones de euros destinados para realizar las sinergias se emplee para realizar la fusión en tres años y no en cuatro, como se pretendía originalmente, según cuenta la prensa alemana.
Dificultades para el sector eólico mundial
A toda esta situación, no ayuda las difíciles condiciones en las que se encuentra el mercado de las turbinas eólicas a nivel mundial. Según el diario financiero alemán WirtschaftsWoche, actualmente Siemens Gamesa sufre la agitación del mercado internacional de energía eólica, al igual que casi todas las empresas del sector. Los subsidios a la electricidad verde se están limitando en todo el mundo. La competencia ya se conforma solo con obtener la remuneración de la generación, las primas pasaron a mejor vida. El sistema de subastas garantizadas por los Estados, en las que solo gana quien ofrece el precio más bajo, está haciendo sufrir mucho a la industria.
Y como la competencia es implacable, la presión de los precios es extremadamente alta. Como resultado, después de años de crecimiento y resultados recuperados, el sector eólico se dirige a una severa desaceleración. Las empresas están respondiendo con recortes de empleos. Y no solo va a ser Siemens Gamesa. Su competidor de Hamburgo, Nordex, ha anunciado la reducción de 500 puestos de trabajo, y Senvion, el segundo gran grupo eólico alemán, ya ha eliminado 660 empleos este año.
"El mercado eólico se caracteriza por grandes incertidumbres", señala un analista de Warburg Research, que apenas ve un mercado en el que todo vaya según lo planeado. "Vemos riesgos políticos en Europa, América del Sur, India y Sudáfrica que provocan retrasos considerables en los proyectos". Y lo peor es que no hay mejoras a la vista. Los pedidos se quedan congelados y ya no hay necesidad de tener tantas fábricas abiertas.
Grupo Siemens
La tensión es mayor en el Grupo Siemens porque a todo esto se le juntan las complicaciones que está viviendo en el sector energético tanto en la división convencional como en la renovable. El negocio principal, que representa el 30% de las ventas del grupo, se dirige hacia una angustiosa situación. Y Renewable, la mayor división de generación de energía, junto con gas y petróleo (P&G), se enfrentan a grandes dificultades. La presión de los precios, la feroz competencia, el exceso de capacidad y los largos plazos para que se puedan hacer efectivo los pedidos hacen que P&G arrastre muchos problemas.
Existe una considerable acumulación de inversiones en el negocio del petróleo y el gas, particularmente en América del Norte, pero cada vez se construyen menos centrales eléctricas a gran escala en Europa. Siemens fabrica turbinas de gas, entre otras cosas, y como el negocio no tira, en las próximas semanas se espera que la compañía anuncie el cierre de prácticamente la mitad de sus centros de las divisiones de energía y gas, además de numerosas extensiones de la unidad de industrias y procesos.
Los criterios de cierre serán los de eficiencia, no solo en Alemania sino en todo el mundo, por lo que las factorías propiedad de Siemens deberán echar números y demostrar que tiene sentido su continuidad. Un tijeretazo que no va a salvar a casi nadie.
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