Endesa quiere seguir con sus centrales nucleares y con las térmicas siempre que les sea rentable, claro. En su plan estratégico hasta 2020, la eléctrica que preside Borja Prado, controlada con un 70% del capital por la italiana Enel, prevé invertir 400 millones en sus centrales nucleares y otros 300 millones de euros en las térmicas de carbón.
Entre los planes de la compañía está que las nucleares sigan funcionando al menos otros 10 años más, es decir que su licencia se alargue ese periodo de tiempo, por lo que habría nuclear más allá de 2030.
Pero para que las nucleares sean rentables, la eléctrica necesitaría una reducción de la carga fiscal. Algo que aún está por ver y que será la próxima negociación con el Gobierno para 2018.
Asimismo, espera que las centrales térmicas de carbón también sigan en funcionamiento. El problema es que a día de hoy las térmicas de cabón autóctono (Compostilla y Andorra) no son rentables. El resto sí. Pero para seguir funcionando en los próximos años, la eléctrica necesita conocer cuál va a ser el escenario y la remuneración que tendrá como tecnología de respaldo a las renovables en los próximos años.
Endesa necesita que el Gobierno programe una mínima rentabilidad para las térmicas de carbón. Si el Ministerio de Energía es capaz de ofrecer eso, Endesa llevaría a cabo la inversión de 300 millones de euros en sus centrales térmicas. Si no, lo más probable es que opteporr cerrar las no rentables.
Se podría decir que buena parte de esta inversión está aún en el aire, pero ese dinero lo tiene provisionado paa afrontar esas inversiones en caso de que el Gobierno prorrogue la actividad de dichas centrales.
Se trata pues de una dirección contraria a la que ha querido tomar Iberdrola, que quiere deshacerse del carbón, principalmente por motivos estratégicos. Con ello, los ciclos combinados, donde Iberdrola es el rey del mercado, estarían muchas más horas en funcionamiento y por tanto generando negocio a la compañía.