Van a cumplirse ya dos años desde que la ministra de Ecología, Desarrollo Sostenible y Energía de Francia, Ségolène Royal, presentara su Plan de Transición Energética (PEP por sus siglas en francés) pero no será hasta finales de este mes de octubre cuando se apruebe definitivamente el Decreto que concreta sus medidas plurianuales.
Y a lo largo de estos dos años ese Plan no ha dormido en un cajón, sino que ha seguido un proceso muy estudiado por el Gobierno francés para conseguir la participación de todos los agentes del sector.
De hecho, en la última versión del decreto que se va a aprobar se ha incorporado la consulta realizada al Ministerio de Ambiente, Energía y el Mar, responsable de las relaciones internacionales sobre el clima, se ha tenido en cuenta la opinión del Consejo Nacional de la Transición Energética, la del Consejo Superior de la Energía, la de la autoridad ambiental y la del comité de expertos para la transición energética.
Posteriormente, el PPE ha organizado talleres temáticos abiertos a todas las partes interesadas: partidos políticos, sindicatos, empresas del sector de la energía, ONGs, asociaciones que representan a las comunidades locales para que puedan aportar sus opiniones, y todo ello bajo la supervisión de un comité de seguimiento que hacía balance de su progreso. Más de 800 personas participaron en estos talleres, más de cien presentaciones fueron hechas y se compartieron 70 contribuciones por escrito.
Pero Francia ha querido ir más allá. Desde el pasado 15 de septiembre hasta el próximo 15 de octubre ha implicado también a la sociedad francesa en general a través de una consulta pública, "he estudiado personalmente hasta la fecha más de 120 propuestas, he escuchado todas las sensibilidades y me gustaría dar las gracias a todos los colaboradores de este trabajo colectivo", explica Ségolène Royal en la presentación del decreto para la consulta pública, "es la primera vez que una gran potencia industrial involucra a la sociedad civil en la definición de su estrategia energética. Cuento con ustedes para continuar expandiendo este proyecto y hacerlo suyo en su día. El compromiso de todos es esencial para el éxito de la transición energética".
Hasta el momento, la consulta pública ya ha recibido más de 4.000 propuestas de ciudadanos anónimos, una cifra que podría aumentar ya que se cierra la consulta pública dentro de una semana.
Menos fósiles, más renovables
El decreto que el Gobierno francés pretende aprobar en este mes desarrolla la Ley de Transición Energética que anunció en 2015, basada en conseguir que el **40% de la producción eléctrica francesa provenga de fuentes renovables para el 2030,**mientras que la proporción de la energía **nuclear deberá caer desde el actual 75% a 50% en 2025. **
En el caso de los combustibles fósiles, el decreto pretende que los objetivos de reducción en el consumo de energía primaria fósil respecto a 2012 sean los siguientes:
- Para el gas natural, -8,4% en 2018 y -15,8% en 2023.
- Para el petróleo, -15,6% en 2018 y -23,4% en 2023.
- Para el carbón, -27,6% en 2018 y -37% en 2023. En el caso de las renovables, Francia duplicará la potencia eólica y triplicará la solar para el 2023. Para ayudar a lograr estos objetivos, uno de los objetivos es potenciar el autoconsumo compartido y la generación distribuida, "se promoverá la producción local de energía, y se pondrán en marcha licitaciones para apoyar el autoconsumo experimental y la autoproducción a partir del 31 de diciembre de 2016", dice el decreto.
En el capítulo del transporte sostenible, el objetivo es que haya 2,4 millones de vehículos eléctricos e híbridos enchufables en 2023, pero también incluye objetivos para los combustibles alternativos, como el autogas y los biocombustibles avanzados.
Como energía de respaldo, el decreto considera el gas "como criterio de seguridad y de continuidad del suministro", por eso propone la creación de nuevas infraestructuras de almacenamiento de gas por todo el país.
En definitiva, según explica en una carta abierta a todos los franceses, sus objetivos son:
- Reducir en gran medida el consumo de energía (-12% en el 2023) y sobre todo el consumo de combustibles fósiles (-22% en el 2023), que servirá para mejorar el poder adquisitivo de las familias, la competitividad y la independencia energética de Francia;
- Aumentar en más del 50% la capacidad de energía eléctrica renovable y aumentar la producción de calor renovable en un 50%;
- Desarrollar la movilidad limpia a través de la implementación de los modos activos, colectivos y compartidos, y diversificar el combustible al vehículo eléctrico y de gas natural;
- Reducir la producción de electricidad a partir de energía nuclear en respuesta a los cambios en el consumo de electricidad y el desarrollo de las energías renovables. Las medidas se han tomado con la aportación de todos los sectores e incluso con la de los ciudadanos. ¿Un modelo a seguir en España?
Dabama
08/10/2016