Dicen que cuando se cumplen los 40 años se entra en una pequeña crisis. Pero eso se ha quedado atrás. Ahora la verdadera crisis en el hombre es a los 60 años. No es que sea igual, pero la central nuclear de Garoña tiene ese problema, o esa crisis, que ya ha cumplido los 40 años.
Me explico. El problema que concierne a la reapertura de la central nuclear más vieja de España es que debe cumplir una serie de 10 condiciones más unas ITC y otros requisitos que a los 40 años es imposible de hacer. O casi imposible.
El CSN pedía a Nuclenor (Endesa e Iberdrola) que hicieran una inversión importante si quiere entrar en funcionamiento, pero las compañías no han querido realizar esas inversiones por el simple hecho de tener 40 años la central.
¿Tenía asegurado Nuclenor seguir operando en el sistema eléctrico? No. Y no lo tiene ahora tampoco por mucho que diga el CSN. Por eso no han hecho prácticamente nada en cuanto a los nuevos requisitos.
Si el Gobierno ahora se descuelga con un cierre definitivo, los accionistas de las eléctricas se comerían a sus gestores por haber invertido ese dinero para nada. ¿Se lo hubiesen imaginado?
Ahora el CSN le dice a Nuclenor que si quiere operar tiene que cumplir con todas esas condiciones. Algo que antes no era así. Cambió de criterio pero es que si no lo hace, España seguiría sin tomar rumbo en su política nuclear. Entendió a la empresa que no hiciera esas inversiones. Pero no por ello ha dejado de exigirle la mayor de las seguridades posible en el ámbito de centrales nucleares.
Aunque no es comparable, porque la situación de Garoña es inigualable, es como si a un coche viejo decides invertir un dinero cuando no sabes si tu ayuntamiento va a prohibir que pueda circular por poseer una matrícula excesivamente antigua.
Es complicado que quieras repararlo por muy bonito que lo vayas a dejar. Pues algo parecido le sucede a las eléctricas. Si la central tuviese 10 ó 20 años, Nuclenor ya hubiese hecho las inversiones necesarias para seguir operando. Pero el problema es que tiene 40, y nadie asegura que se vuelva a abrir.
Aparte de eso, las eléctricas tampoco van a mover un dedo hasta que se pronuncie el Gobierno. Seguirán sin invertir hasta tener asegurada la continuación. Pero incluso hasta con ella es complicado que lo hagan porque las cuentas sobre Garoña no salen.
Invertir esos cientos de millones de euros en una central tan antigua no merece la pena a no ser que reciba una serie de ayudas. Y no las va a haber. Además, tampoco hace falta Garoña en el actual sistema eléctrico español. Se ha podido vivir sin ella tranquilamente. Otro gallo cantaría si su potencia fuese de 1.000 MW. Pero no es el caso, son solo 400 MW.
En definitiva, que Garoña tiene muy complicada su reapertura. Sería un milagro que volviese a operar.