El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha alabado el grupo de trabajo impulsado en la cumbre de interconexiones eléctricas de España, Francia y Portugal la pasada semana en Madrid.
“Me impresionó el compromiso de los tres gobiernos creando un grupo de trabajo para seguir la implementación de las decisiones”, dijo Juncker a la Eurocámara en un debate de preparación de la cumbre del 19 y 20 de marzo en Bruselas, que tendrá en la unión energética uno de los punto más destacados de su agenda.
El pasado 4 de marzo, el jefe del Ejecutivo de España, Mariano Rajoy; el presidente de Francia, François Hollande, y el primer ministro de Portugal, Pedro Pasos Coelho, firmaron un pacto de impulso a las interconexiones eléctricas y gasistas, que recoge una batería de medidas concretas con las que pretenden avanzar hacia la unión energética.
La denominada “Declaración de Madrid” pretende avanzar en el objetivo de lograr un 10% de interconexión en 2020, y lleva aparejado un grupo de trabajo para velar por su aplicación. Para Juncker, el acuerdo para dejar atrás que la Península Ibérica sea una isla energética “demuestra que todo se puede hacer si hay voluntad firme”. “Hay que tomar medidas concretas para establecer un mercado energético europeo seguro, interconectado y seguro”, apuntó.
Fondo de garantía
El presidente de la CE destacó la importancia de que los países sigan contribuyendo al fondo de garantía, el núcleo del llamado “Plan Juncker” de inversiones estratégicas, y felicitó a los que ya han aportado (Francia, España, Alemania e Italia).
“Necesitamos garantía de financiación sólida y sin los 16.000 millones no podemos asegurar un final feliz para el plan de inversión”, señaló Juncker sobre su plan estrella para movilizar 315.000 millones de euros en los próximos años y reavivar el crecimiento y el empleo en la UE. “Insisto que hay que poner a disposición del fondo estratégico de inversiones un fondo de garantía suficiente”, añadió.
Por otro, el líder del Ejecutivo comunitario avanzó que pedirá a los líderes europeos que no renieguen en sus capitales del acuerdo comercial y de inversiones transatlántico (TTIP, en inglés) que negocian Bruselas y Washington.
“Observo que cuando estamos en el Consejo todo el mundo está muy a favor del TTIP y luego cuando llegan a sus capitales y ante la prensa nacional su entusiasmo baja”, señaló Juncker.