El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha instado este miércoles a los Estados miembros a acelerar la ratificación del acuerdo sobre reducción de emisiones contaminantes alcanzado por la comunidad internacional el pasado diciembre en París, porque de lo contrario la Unión Europea se convertirá en el "hazmerreír" de sus socios.
"El acuerdo debe ser ratificado, cuanto más esperemos, más corremos el riesgo de convertirnos en el hazmerreír de todos y de perder crédito en la escena internacional", ha advertido Juncker ante el pleno del Parlamento Europeo reunido en Estrasburgo (Francia), durante el debate sobre el estado de la UE.
El jefe del Ejecutivo comunitario se ha quejado de que sólo "un pequeño número" de países europeos han tomado las disposiciones necesarias para validar el pacto, con el riesgo de que otros como Estados Unidos o China tomen la delantera.
El acuerdo de París "no hubiera sido posible" sin el impulso de los Veintiocho, según ha defendido Juncker, para quien es difícil de explicar por qué quienes lideraron el compromiso no lo ratifican ahora.
El objetivo es que el convenio internacional sea ratificado por los Estados miembros y las instituciones de la UE a tiempo para la próxima cita internacional sobre el Clima, que auspiciará la ONU en Marrakech entre el 7 y el 18 de noviembre.
La Unión Europea cuenta con asistir a la reunión, pero no podrá ser parte de las deliberaciones sobre el modo en que se debe poner en práctica el acuerdo si no lo ha ratificado primero, según han explicado fuentes europeas.
Para que el acuerdo internacional sobre reducción de emisiones entre en vigor es necesario primero que sea ratificado por al menos 55 partes de la COP (equivalente al 55% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero).
Hasta ahora, por la parte europea sólo Francia, Austria y Hungría han cumplido con el proceso en lo que a la ratificación por los parlamentos nacionales se refiere, mientras que a nivel europeo los 28 están en mitad del proceso, pendiente aún del visto bueno del Consejo y del pleno de la Eurocámara.
La urgencia del asunto ha llevado al presidente del Consejo europeo, Donald Tusk, a incluir la necesidad de acelerar los trabajos en la agenda de la cumbre informal que este viernes reunirá en Bratislava a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE (a excepción de Reino Unido.
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