Toyota popularizó el alejamiento de los motores de combustión interna con su híbrido Prius, pero su capacidad de innovación en el campo del transporte limpio ha disminuido en los últimos años. La compañía mantuvo el foco en los híbridos y los coches de pila de hidrógeno, que otros fabricantes de coches eléctricos han descartado por considerar que son callejones sin salida.
Hace unos días, Toyota ha anunciado en Japón que, además de iniciar la producción de coches eléctricos en China para 2019, está trabajando en el desarrollo de una novedosa y revolucionaria tecnología de baterías. Las nuevas baterías en estado sólido de Toyota prometen cambiar las reglas del juego en el mundo del automóvil eléctrico a partir de su comercialización, pronosticada para 2022. ¿Pero qué es la batería en estado sólido y por qué es tan relevante su tecnología?
Coste, seguridad, densidad de energía, tiempos de carga y descarga y ciclos de vida útil son los conceptos críticos que determinan el éxito de la aplicación de las baterías para propulsar los automóviles. Aunque los avances obtenidos con las baterías de ion-litio son extraordinarios, no se puede afirmar todavía que la tecnología de baterías vaya a permitir sustituir al coche de combustión interna. Pero, en este punto, entra en escena la batería de estado sólido.
John Goodenough, profesor de la Cockrell School of Engineering en la Universidad de Texas, es uno de los inventores de las baterías de ion-litio, la tecnología de baterías que se emplea en la mayoría de vehículos eléctricos que se comercializan en la actualidad, así como en las tablets y teléfonos móviles que todo el mundo tiene en casa. Goodenough, de 95 años de edad, está desarrollando junto a un equipo de investigadores de la Universidad de Texas la batería de estado sólido, que tendrá una mayor densidad de energía, lo que se traduce en una mayor autonomía para el coche eléctrico.
Otras ventajas de la batería sólida son, además de su mayor capacidad energética, una recarga mucho más rápida que las baterías de ion-litio, lo que supone un considerable ahorro de tiempo y una mayor flexibilidad a la hora de hacer uso del automóvil de cero emisiones. A esto se le suma la capacidad de ser recargadas una y otra vez sin que su capacidad de carga apenas se vea afectada, por lo que su vida útil es mucho más longeva que la de las baterías de ion-litio.
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