Las tecnologías solar y eólica dominan la inversión global en energías renovables, pero ¿cuánto crecerán al amparo del acuerdo de París? A esta cuestión es a la que los investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) trataron de responder en un informe publicado el pasado mes de noviembre bajo el título Technology improvement and emissions reductions as mutually reinforcing efforts en el que evaluaban el impacto de los compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero presentados en la cumbre del COP21. La conclusión del informe es que, si se cumplen los objetivos, se triplicará la capacidad solar y eólica en los próximos 15 años.
Sin embargo, los compromisos son por si mismos dignos de destacar. "Creo que es bastante sorprendente que tantos países pongan sus compromisos por escrito. Eso es un gran paso en la dirección correcta ", dijo Jessika Trancik, profesora de estudios energéticos en el MIT y autora principal del informe.
En París, casi la totalidad de las 196 naciones suscribieron compromisos (INDCs) ante las Naciones Unidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. En virtud de esos compromisos, los investigadores estiman que la energía solar podría abastecer el 4% por ciento de la demanda eléctrica mundial y la eólica un 9% en 2030, frente al pequeño porcentaje que hoy representan la suma de ambas tecnologías.
Por otra parte, la reducción de los costes asociados podría superar el 50% para la energía solar y de hasta un 25% en el caso de la energía eólica. La capacidad instalada de energía eólica y solar se ha venido duplicando cada tres años, en promedio, en los últimos 30 años. Durante las últimas tres décadas, los costes de la capacidad eólica han disminuido en un 75%. Desde 1976, los costos de los módulos fotovoltaicos se han reducido en un 99%, según el informe.
Esos números pueden mejorar aún más, dijo Trancik. Los productores acumulan cada día una mayor experiencia. Los métodos de fabricación e instalación de estas tecnologías siguen evolucionando, y estas mejoras es probable que alienten a los gobiernos a aumentar sus objetivos. "Se debe permitir que los países aumenten sus compromisos de reducción de emisiones en el tiempo", señaló Trancik.
En el periodo transcurrido entre el 2000 y el 2014, el coste de la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en EEUU se ha reducido en un 85% sólo por el hecho de optar por la energía solar frente al carbón. En los últimos 40 años, el coste se ha reducido en un factor 50. "Estas disminuciones de costes se debieron a la mejora de la tecnología, impulsada por las políticas gubernamentales y la innovación del sector privado", dicen los autores en el informe.
Los compromisos son un paso importante, pero en el informe también se reseñan los problemas que requieren una mayor atención con el fin de asegurar que se progresa adecuadamente. Uno, en particular, es la importancia del almacenamiento energético. “Este es cada vez más necesario para hacer frente a la intermitencia solar y eólica y optimizar la red”, dijo Trancik.
Otra necesidad es la de aumentar el intercambio de conocimientos entre los países y, con ese reparto, tratar de reducir los costes indirectos de permisos, financiación e instalación. El hardware puede ser modular y exportado, pero los costes indirectos pueden variar mucho entre regiones. Como señala el informe, los costes indirectos de la energía solar en Alemania son aproximadamente la mitad de los de Japón.
La otra incertidumbre proviene de los propios países. Los compromisos de París son promesas, no leyes. Los gobiernos tienen en su mano la capacidad para cambiar sus compromisos y sus mecanismos nacionales de apoyo, y no siempre en la dirección correcta. Por ejemplo, el Reino Unido anunció recortes importantes en los subsidios a las energías renovables a principios de este mes. Trancik dijo que la medida no fue una sorpresa, pero es una muestra palpable de que el riesgo de las políticas seguirá siendo un problema.
"Hemos visto una gran volatilidad en las políticas públicas en el pasado", dijo. "Sin embargo, las tecnologías han mejorado y los mercados han crecido de manera constante a nivel global. Si las políticas pueden proporcionar una señal consistente para el mercado, esta podría ayudar a incentivar la innovación de una manera más rápida en el campo de las energías limpias”.
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