La Eurocámara ha aprobado la reforma del sistema de comercio de emisiones de la Unión Europea (ETS) para el período 2021-2030, que busca un equilibrio para alcanzar las metas climáticas del Acuerdo de París sin empujar a que las firmas industriales deslocalicen su producción fuera de la UE.
El texto, aprobado por 379 votos a favor y 263 en contra, se negociará a continuación con la Comisión Europea y el Consejo Europeo, que representa a los países de la UE y que reunirá a los ministros europeos a finales de mes.
Se espera que las tres instituciones alcancen un acuerdo antes del verano para modificar un sistema concebido para luchar contra el incremento de los gases de efecto invernadero y para contribuir al objetivo de reducir las emisiones de la Unión Europea “al menos” un 40% en 2030 con respecto a los niveles de 1990, pero que en su estado actual ha quedado obsoleto.
En funcionamiento desde 2005, el ETS fue el primer sistema del mundo para controlar las emisiones contaminantes, y sigue siendo el más amplio.
Se aplica a 11.000 plantas industriales con gran consumo de energía, los productores de energía y las compañías aéreas, de forma que cada Estado otorga permisos de emisión para cada planta, mientras los límites se van endureciendo progresivamente.
Para mantenerse en los márgenes, las empresas pueden elegir entre invertir en tecnologías menos contaminantes o comprar derechos de emisión en el mercado.
El importe debería rondar 25 euros por tonelada de CO2 emitida, pero la caída de la demanda como consecuencia de las crisis económica, entre otros factores, han hecho que a partir de 2008 los precios cayeran a niveles de 4 euros en 2016, cuantía que no supone un incentivo para la transición tecnológica.
La Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo (PE) propuso el pasado diciembre que los derechos de emisión se redujeran a un ritmo anual del 2,4%, pero el pleno de la Eurocámara apoyó que, hasta 2024, se mantenga el ritmo del 2,2% de la propuesta inicial de la CE.
Los eurodiputados respaldaron, además, que se supriman 800 millones de licencias contaminantes para corregir así el exceso de derechos en el mercado.
Desde las plataformas que representan en Bruselas los intereses de las empresas de energías renovables como la hidráulica, la eólica y solar se le pide a Europa una reforma “ambiciosa” del sistema, mientras que las plantas de carbón avisan de que una legislación demasiado dura acarreará una electricidad más cara y una sangría de empleo.
En el mismo sentido se expresó el pasado domingo en las páginas de “Financial Times” el presidente del gigante siderúrgico Arcelor Mittal, Lakshmi Mittal, quien animó a la UE a seguir liderando la lucha contra las emisiones contaminantes pero alertó de las consecuencias de un precio demasiado alto en un contexto de mercado con sobrecapacidad.
“Los productores de acero de otras partes del mundo podrán venderlo en Europa y no tendrán que pagar ese impuesto”, escribió Mittal, quien abogó por una tasa aduanera para no dañar al sector en la UE, donde el 83% del acero consumido es de producción propia.
0 comentarios
Energía limpia hay suficiente para cubrir sobradamente las necesidades del “hombre”, lo que nos falta es la “maquina”, que sea capaz de recogerla y concentrarla de manera eficaz y rentable.