Este miércoles, 17 de mayo, se celebra la gran subasta de renovables. 3.000 megavatios en juego. Casi todas las empresas acudirán. Habrá de todo. Grandes empresas, pequeñas, ‘mediopensionistas’, fondos de inversión, todo aquel que tenga interés en hacer eólica o fotovoltaica en España, uno de los países donde mejores recursos hay pero donde más difícil y complicado se pone para instalar un megavatio renovable.
La previsión del Gobierno es que con estos 3.000 MW de renovables ya no hará falta instalar más de cara a 2020 para cumplir con los objetivos de la UE. El denominado 20-20-20. Por eso, todos los actores del sector, o casi todos, acudirán a la subasta. Será a cara de perro. A ver quién tira más los precios para entrar dentro de los 3.000 MW.
Algunas fuentes del mercado señalan que la oferta se podría ir hasta tres veces más, es decir, unos 9.000-10.000 MW que pujen por esos 3.000 MW. Que alguna gran empresa del sector ya va con miles de megavatios en la bolsa.
El precio negativo está asegurado. Ahí va a estar la gracia de la subasta. ¿Quién se llevará el gato al agua? Es muy difícil garantizarlo, porque la lucha será terrible. Habrá una competencia desmedida. Seguramente habrá sorpresas. Inversores que estén dispuestos a tirar tanto los precios a la baja que les da igual el resto. Otros serán más comedidos, por si las moscas. Otras empresas, se presentarán a ver si cae algo. Habrá de todo.
Pero todos saben una cosa. Es la última oportunidad para instalar renovables en los próximos años. O al menos mientras esté el PP en el Gobierno. O hasta 2020. A pesar de que la planificación energética dice, y tal y como ha recordado la CNMC, serían necesarios más megavatios de renovables, la apuesta del Gobierno es que con el 17% actual no haría falta más de los 3.000 MW que se van a subastar si se implementan nuevas medidas de eficiencia energética.
¿Si se consigue reducir la demanda y con los 3.000 MW será suficiente para llegar al 20% en 2020? Es un riesgo que toma el Gobierno. Ellos creen que sí, mientras el sector no. Serían necesarios más para no ir tan ajustado y no cumplir con el objetivo “simple y llanamente por cuestión ideológica”, dicen fuentes del sector.
Si una empresa sale como ganadora en la subasta de renovables, tiene asegurado que la administración agilizará los trámites para que esa instalación pueda ver la luz de aquí a 2020. Algunas instalaciones como las eólicas van con el tiempo muy ajustado. No es lo mismo instalar un parque eólico que uno fotovoltaico.
Pero el Gobierno cree que es mejor instalar eólica. Así lo ha dicho y lo ha reflejado en sus sucesivas normativas de la subasta. En caso de empate ganará la tecnología que más horas produzca, es decir, la eólica.
Los fotovoltaicos poseen los proyectos más grandes. Hay varios que superan los 300 o incluso los 400 MW. Pero saben que tienen pocas oportunidades. Los que mejor lo tienen son los parques eólicos cuyos trámites están aprobados y solo les falta comenzar a construir.
Si a un proyecto ganador le falta la declaración de impacto ambiental, o punto de conexión, se le echará el tiempo encima. Hay que ir con los deberes ya hechos. Muchos ya están así, otros están a medio camino de conseguir los dichosos papelitos, el caso es que sin ellos será complicado cumplir con los tiempos.
El hecho de que se haya retrasado de noviembre a mayo ha quitado seis meses a los productores que les venían de perlas para no ir tan apresurados.
Es cierto que si uno no gana, podría construir sus plantas a su libre albedrío, a su cuenta y riesgo, yendo solo a pool (los de la subasta irán todos así) siempre y cuando consiga el visto bueno de Gobierno, CCAA y Red Eléctrica. Pero sabe que su proyecto no se construirá antes de 2020. Si no más lejos. Por eso, esta subasta se ha convertido en la gran última oportunidad para instalar renovables en España. Con la cantidad de posibilidades y recursos que hay, y no se aprovecha. Como dirían los atléticos, no lo pueden entender (la gente del sector). Abran juego, señoras y señores, ¿quién da menos? Adjudicado. Suerte a todos.