Ningún comentario La tarifa de la luz en España para un consumidor doméstico es la quinta más cara de toda la Unión Europea (UE). Así lo refleja la oficina europea de estadística Eurostat. Concretamente, España tiene una tarifa para un consumidor doméstico que promedia un consumo anual de entre 2.500 kWh y 5.000 kWh de 23 céntimos kWh, teniendo en cuenta todo, energía, IVA y otros impuestos. Son datos referidos al primer semestre de 2017.
Este dato supera a la media de la UE28 que es de 20,4 céntimos de euros kWh o la de la Eurozona que alcanza los 22 céntimos. Sin embargo se queda lejos de las tarifas de la luz más caras de toda Europa que son las de Dinamarca y las de Alemania que se encuentran en los 30,5 céntimos de euros kWh.
El tercer país es Bélgica, con 28,5 céntimos de euros Kwh e Irlanda que se sitúa levemente por encima de España en los 23,1 céntimos KWh.
Según se puede ver en el gráfico, España es uno de los países que menos impuestos tiene en la tarifa eléctrica y esto se produce en buena parte porque las ayudas a las renovables y otros costes del sistema van dentro de lo que es el término de energía mientras que en otros países los califica Eurostat como otros impuestos.
La diferencia se puede ver por ejemplo con Alemania o Dinamarca. Ambos países tienen bandas de color rosa que son bastante grandes, incluso superan lo que es la energía. No sucede así en el caso de España donde es una banda muy pequeña.
Prácticamente el IVA es muy parecido en casi todos los países, aunque hay de todo. Por ejemplo, países como el Reino Unido tienen un IVA reducido para la luz.
¿Cuál ha subido más?
Existe otra comparación, con los precios actuales de Eurostat, que es saber cuál es la tarifa de la luz que más ha subido en los últimos 10 años. En este apartado, que se puede ver en la columna final de la derecha de este gráfico, España sale muy mal parada.
Pero detengámonos un momento en Alemania. Últimamente se ha escrito que en ocasiones en Alemania no pagan o incluso cobran por gastar luz. Cuando no es así realmente. Una cosa es el precio del mercado mayorista, que puede ser negativo en Alemania, y otra bien distinta lo que se llama tarifa doméstica de la luz, lo que uno paga en la factura.
Al final, en Alemania se paga la luz más cara de toda Europa, y en buena parte por los costes a las renovables. Los germanos de a pie están cargando con el coste que suponen las subvenciones a las renovables. Sin ir más lejos, este 2017 los alemanes han desembolsado 26.500 millones de euros en subvenciones a las renovables, más de tres veces lo que perciben en España.
Según datos del gobierno alemán, estos 26.500 millones de subvenciones suponen en la tarifa de la luz alemana para un consumidor doméstico un total de 7 céntimos kWh. Es decir, solo las renovables suponen un casi un 30% de la tarifa que pagan.
Y todo esto para prácticamente mantener las mismas emisiones que tuvieron en 2009, cuando arrancó la transición energética o Energiewende.
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