El embajador de la UE en Tel Aviv, Lars Faaborg-Andersen, se ha entrevistado con el ministro israelí de Energía, Yuval Steinitz, para interesarse por los progresos de la explotación de los yacimientos israelíes de gas natural en alta mar.
Así lo informa un comunicado del Ministerio de Energía, Infraestructuras Nacionales y Recursos Hídricos, al que ha tenido acceso Efe y que señala que el representantes comunitario se interesó por las opciones de exportación de gas de Israel a Europa.
De acuerdo al mismo, Faaborg-Andersen manifestó que en los últimos meses ha aumentado el interés entre los socios de la UE acerca del gas israelí, en concreto por la explotación del yacimiento Leviatán y de otras plataformas posteriormente descubiertas.
El representante de los Veintiocho en Israel adelantó que el comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, tiene previsto realizar una visita profesional a Israel próximamente.
Tras localizar dos importantes yacimientos en el Mediterráneo en la última década, Israel aspira a convertirse en potencia clave de la explotación de gas en la región y suministrar a una planta de Unión Fenosa Gas en Egipto hacia 2018, además de a otros actores como Turquía, Jordania o la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
El gas natural hallado en aguas israelíes no sólo ha convertido en autosuficiente al Estado judío, sino que se perfila como uno de los mayores exportadores del mundo y con ese objetivo las empresas productoras ya tienen elaborados planes para el medio, corto y largo plazo.
En 2009 Israel descubrió el yacimiento de Tamar, a unos 90 kilómetros al oeste de la ciudad de Haifa, que comenzó a suministrar gas en 2013 y que, en su día, supuso un punto de inflexión para el sector energético israelí, con 10,9 trillones de pies cúbicos.
Pero en 2011 se localizó Leviatán, a unos 130 kilómetros al oeste de Haifa, el mayor yacimiento descubierto en el Mediterráneo hasta la fecha, aún no desarrollado, que alberga 21,9 trillones de pies cúbicos.
Sólo con la última reserva, Israel tiene garantizado el abastecimiento de gas durante un siglo, lo que le otorga una posición geoestratégica clave en una región donde existe una elevada demanda de este recurso y en la que muchos países aún dependen en exceso del petróleo para producir electricidad.