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Las cinco tendencias energéticas que marcarán el año 2018

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La energía va a vivir un año trascendental en el que se van a tomar muchas decisiones que depararán el futuro del sector. Los avances tecnológicos y el cambio climático cambiarán el paradigma, quién sabe si para siempre, de lo que hasta ahora hemos conocido como energía.

Renovables, baterías, redes inteligentes, vehículo eléctrico, cambio climático, reducción de emisiones, eficiencia, financiación. Todas estas palabras estarán dentro del vocabulario energético que usemos durante los próximos meses.

La consultora Eaton, a través de su responsable del segmento Commercial Building en España, José Antonio Afonso, ha resumido en cinco grandes tendencias cómo se va a desarrollar energéticamente hablando el año 2018.

Así, 2018 va a ser el año en el que...

1. Europa se acerque aún más al punto de inflexión para la integración de un mayor porcentaje de fuentes de energía más flexibles en las redes eléctricas. Nuestra investigación llevada a cabo por Bloomberg New Energy Finance (BNEF) en colaboración con la Asociación de Energías Renovables, concluye que ya hemos alcanzado el primer punto de inflexión en la mayor parte de Europa, donde la energía eólica y la solar son las opciones menos costosas para la generación de nueva energía. En concreto, la producción procedente de estas dos fuentes es más económica que la de las nuevas plantas de gas o carbón. Además, durante la siguiente década, se va a alcanzar un segundo punto de inflexión en la mayor parte de Europa, donde el coste de los proyectos de energía eólica y solar va a estar incluso por debajo del de las plantas existentes de gas y carbón.

2. El mercado solar continúe moviéndose de las tarifas por energías renovables o feed-in-tariffs (FIT) a las subastas para proyectos de montaje a gran escala. Alemania, Dinamarca y España son algunos de los países que han defendido la modalidad FIT en los últimos años, pero con la entrada en vigor de la ley de energía renovable en enero de 2018 se hará efectivo el proceso de subasta competitiva

3. Las ‘finanzas verdes’ se tomarán en serio: Prevemos que más instituciones financieras e inversores se van a comprometer a invertir en energías renovables y en almacenamiento de energía, y van a obtener a cambio unos rendimientos estables. Un estudio de 2017 de HSBC revela que el 68% de los inversores globales tiene la intención de aumentar sus inversiones en energías bajas en carbono para acelerar la transición hacia una economía de energías limpias. El creciente interés por parte de los inversores en lo que a este tipo de energías se refiere es más fuerte en Europa (97%). Esto demuestra un cambio claro en la forma en que son vistas las inversiones en energías renovables; ya no se trata de ‘abrazar árboles’, sino que esta inversión tiene un claro sentido comercial. Desde Eaton creemos que la comunidad financiera va a seguir respondiendo positivamente de 2018 en adelante.

4. Se va a pasar de las palabras a la acción a la hora de reducir las emisiones contaminantes a nivel global. En ocasiones, se ha acusado a los políticos de la UE de no situar los asuntos ‘verdes’ en primer lugar en la agenda de energía. Es decir, hasta ahora se ha hablado mucho sobre cómo y por qué necesitamos reducir las emisiones de CO2, sin embargo, se ha hecho con muy poco pragmatismo. Hemos notado un cambio significativo a raíz del acuerdo COP21 Paris Climate Change; cuando muchas naciones europeas han comenzado a tomar medidas tangibles en línea con su compromiso con el tratado de París. Alemania, por ejemplo, inició la conferencia COP23 en Bonn anunciando un aumento de 50 millones de euros en su contribución al fondo internacional de adaptación climática. Por otro lado, en el Reino Unido se ha prometido eliminar todas las plantas de carbón para 2025. En definitiva, se están tomando medidas y solo esperamos que esta tendencia continúe aumentando el año que viene.

5. Se va a dejar de hablar de la ‘ansiedad’ que genera la idea de vehículo eléctrico para pasar a considerar realmente qué cambios son necesarios para seguir facilitando la llegada de estos vehículos. La industria tiene que pensar en cómo trabajar más estrechamente con los grandes supermercados y gasolineras para garantizar que se instalen puntos de carga suficientes en toda Europa. Este proceso va a requerir que la industria considere qué tipos de cargadores se deben instalar y quién debería usarlos, teniendo en cuenta el comportamiento de los usuarios, el nivel de adopción de este tipo de vehículos, la gestión comercial de flotas y otros factores externos como puede ser la geografía. La implementación de una infraestructura de carga más amplia tendrá un impacto considerable en la demanda de energía, lo que obligará al sector energético a considerar más de cerca cómo se pueden gestionar los picos de demanda y la estabilidad de la red. La solución a este problema deberá abarcar no solo la extensión de la infraestructura de la red sino también otros temas como la energía fotovoltaica, el almacenamiento, la gestión de la carga, la carga inteligente y las microgrids en los centros de datos, entre otras tecnologías. De esta manera, la industria puede habilitar la infraestructura adecuada y un fácil acceso a la carga para hacer que esta ansiedad que genera el vehículo eléctrico pase a ser algo del pasado.

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