Las ciudades tienen ante sí una oportunidad única para transformar el suministro y uso de la energía y llevar a buen puerto el proceso de descarbonización global, según un nuevo informe de la Agencia Internacional de las Energías Renovables (Irena), dado a conocer durante el transcurso de la III Conferencia Hábitat que se celebra en Quito. El informe, titulado Energía renovable en las ciudades, recoge el consumo de energía en 3.649 ciudades del mundo y concluye que si bien no hay una solución común, cada ciudad tiene un enorme potencial para incrementar de manera rentable el uso de las energías limpias.
El informe, explora el potencial para incrementar el uso de estas fuentes de aquí a 2030 en los entornos urbanos, donde actualmente las fuentes de energía renovables suministran solo el 20% del consumo energético, una proporción que según los autores del informe, podría ser mucho mayor.
“Las ciudades pueden desempeñar una función transformadora capaz de guiar al mundo hacia un futuro de energía limpia y sostenible”, ha declarado Adnan Z. Amin, director general de Irena. “Tenemos que repensar el panorama energético urbano, lo que precisa una rigurosa planificación y un proceso de toma de decisiones con un enfoque global. La energía renovable y la eficiencia energética impulsarán el futuro crecimiento de las ciudades y debemos asegurarnos de que esta transición se produzca tan pronto como sea posible”.
Para lograr el impulso que reclama Irena, el informe describe los ámbitos de actuación prioritarios, tanto en lo relativo a tecnología como a políticas, en los que las ciudades pueden tomar medidas para aumentar el uso de energías renovables, especialmente en lo que hace referencia a la construcción (calefacción, climatización, electrodomésticos…), como al transporte (movilidad eléctrica y biocombustibles) y la implantación de sistemas integrados de generación de energía urbana (ver gráfico).
Responsables del 65% del consumo mundial de energía y del 70% de las emisiones de carbono, las ciudades deben desempeñar un papel clave en la transición hacia una economía baja en carbono, destaca el informe, que desgrana las buenas prácticas existentes en numerosas ciudades de todo el mundo, demostrando así lo que puede lograrse y qué políticas son necesarias para facilitar el cambio
El estudio también proporciona ejemplos concretos de cómo acelerar el cambio a energías renovables en el plano local asegurando la planificación, regulación, financiación y gestión de la infraestructura urbana. “Para el año 2050, se espera que la población urbana se duplique, haciendo de la urbanización una de las tendencias más transformadoras de este siglo”, señaló Amin. “Este es el momento de incrementar las energías renovables, dejar atrás las tecnologías ‘sucias’ y crear ciudades del futuro de las que sus habitantes se sientan orgullosos”.