El cambio sin precedentes que se está llevando a cabo en la política energética alemana está convirtiendo a las centrales eléctricas de nueva construcción en auténticos elefantes blancos que nunca llegarán a producir electricidad. Las grandes centrales de carbón y gas, hasta ahora la columna vertebral de la energía europea, se están viendo marginadas en un mundo nuevo en el que la solar y la eólica están de moda. Con unos precios de la electricidad en su nivel más bajo en más de una década, el panorama es ahora tan malo que RWE no pondrá en marcha su central de Westfalen-D, en la que ha invertido 1.000 millones, mientras que E.ON se aplicó este año para cerrar dos nuevos ciclos combinados de gas.
Las centrales térmicas son un reflejo de la batalla que están afrontando las grandes eléctricas germanas. Los dos grandes perdedores de este año en el Índice DAX alemán tratarán de ajustar sus negocios lo más posible al incesante empuje de la canciller Angela Merkel por aumentar la cuota alemana de energías renovables en la producción de energía hasta el 45% en diez años, partiendo desde el 30% actual.
"La disminución de los precios en el mercado mayorista de energía ha causado una crisis a los activos convencionales y hay un exceso de oferta significativo", dijo Marc Oliver Bettzuege, director general del Instituto de Economía Energética en la Universidad de Colonia, que ha estudiado los mercados de más de una década. "La creciente presión sobre los precios cambia los cálculos de rentabilidad para la nueva construcción y perfeccionamiento de las plantas de energía."
RWE, que ha perdido más de la mitad de su valor de mercado este año (ver gráfico), dijo el viernes que la central de Westfalen no era "económicamente viable" para poder ser completada debido a los sucesivos retrasos y defectos, incluyendo una fuga química. El proyecto era lo suficientemente grande como para abastecer a 1,6 millones de hogares.
E.ON proyectó a principios de este año cerrar temporalmente dos unidades no rentables en Baviera, que ahora se mantienen en la reserva para asegurar que el país tenga suficiente oferta para satisfacer la demanda. Irsching-4 fue puesta en marcha en 2011, mientras que Irsching-5 comenzó un año antes.
Otra gran planta de E.ON acumula ya cinco años de retraso. La compañía espera recibir la aprobación del gobierno del distrito de Münster para construir y operar la planta Datteln-4 de hulla el próximo mes, dijo Adrian Schaffranietz, un portavoz de la compañía. Puede ser construida en dos años tras la obtención de sus permisos.
Centro Industrial
Westfalen-D se encuentra en Hamm, una ciudad en el borde de cinturón industrial del oeste de Alemania. Las centrales eléctricas comparten el paisaje industrial de la ciudad con los fabricantes de tubos y de alambre, y también con un viejo reactor de RWE de la década de 1980. “En el pasado, la generación de energía era muy importante para Hamm," dice el alcalde Thomas Hunsteger-Petermann. "No me atrevo a hacer pronósticos sobre su futuro", dijo. En la actualidad, cerca de 500 personas trabajan en las centrales de la ciudad, estimó.
El futuro de las plantas tradicionales también depende de las baterías de almacenamiento a gran escala y lo rápido que puedan absorber la energía en los días soleados y con viento para ser utilizados como energía de respaldo, dijo Thomas Deser, un administrador de fondos de Union Investment, que tiene participaciones en tanto en RWE como en E.ON. "Las centrales eléctricas convencionales pueden verse amenazadas con su extinción", una vez que el costo de almacenamiento de energía consiga ser comercialmente viable, dijo.
Los 94 gigavatios de energías renovables del país son suficientes para satisfacer la demanda pico, pero esa cantidad de energía sólo está disponible si el viento sopla y el sol brilla. "Vamos a necesitar las centrales eléctricas convencionales más allá de 2050", dijo Garrelt Duin, ministro de Economía en el estado de Renania del Norte-Westfalia, donde se encuentra Hamm. Hay una necesidad de capacidad de respaldo de al menos 50 gigavatios, o aproximadamente la mitad de la capacidad convencional de hoy, dijo.
Los precios, en picado
Como los precios de la electricidad al por mayor han caído casi un 70% desde su máximo de 2008, RWE y EON han acabado perdiendo la fe en el futuro de la generación eléctrica convencional. Ambas compañías planean tener una empresa independiente el próximo año centrada en la venta de energía renovable, que es la que ellos esperan que sea más rentable.
El futuro de los combustibles fósiles está lleno de claroscuros. La caída de los precios de la electricidad ha afectado de lleno a la rentabilidad de las plantas de carbón, muy ligada a los precios de los años precedentes, los cuales han caído un 62% desde un máximo de 11,81 euros por megavatio-hora, en noviembre de 2011. Las plantas de gas también han dejado de ser entables desde 2012, de acuerdo con los datos recogidos por Bloomberg.
Por el contrario, los costes de generación de la energía eólica, incluyendo la construcción, cayeron un 12% en los últimos 4 años, mientras que los de la solar lo hicieron en un tercio en el mismo período, de acuerdo con los datos de la industria. "Esto hace que las inversiones en centrales eléctricas de gran tamaño sea más arriesgado", dice Dirk Uwe Sauer, profesor de la Universidad RWTH de Aquisgrán, Alemania. "Usted se compromete con una tecnología por un periodo de 30 a 40 años".
Rubén
28/12/2015