Desde luego el ritmo de trabajo está muy alejado de la urgencia del problema al que se dice querer hacer frente: recientemente un grupo de científicos y de expertos liderados por Christiana Figueres, que hasta el año pasado era la secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático nos recordaban a través de un escrito en la revista Nature que tenemos tres años para actuar frente al cambio climático antes de que sea demasiado tarde. Siendo España un país gravemente afectado por el cambio climático, nuestro Gobierno debería estar a la cabeza en ambición y propuestas para hacer frente al problema.
Pero la realidad es bien distinta, el Gobierno de España no quiere ir más allá del simple cumplimiento de lo establecido por la Unión Europea. Parece que poco importa que el cambio climático condene a nuestro país a temperaturas extremas, intensas olas de calor o sequías persistentes. Seguimos arrastrando los pies en lo que a lucha contra el cambio climático se refiere; y a pesar de lo que se está hablando, a este paso no habrá Ley de Cambio Climático en esta legislatura. Como contraste, otros países de nuestro entorno europeo, como Reino Unido, Finlandia o Francia, hace ya tiempo que pusieron en marcha leyes específicas contra el cambio climático.
La diferencia entre los dos ministerios más implicados es que Nadal no quiere llegar muy lejos, y Tejerina no tiene liderazgo político para tirar de un carro tan complejo y que necesita de tantas complicidades. Así, la Comisión de expertos que el Ministerio de Energía ha montado y sobre cuyo nombramiento decidirá exclusivamente este Ministerio, no servirá más que para tener una justificación que impida que esa futura ley condicione las políticas energéticas del Gobierno. Aunque se ha querido revestir de apoyo parlamentario, lo cierto es que la Comisión ha nacido con mal pie, con todos los grupos políticos - incluso los que la promovieron, como el PSOE - protestando por una composición sesgada y que deja fuera a expertas y expertos que provengan de la sociedad civil.
Nosotros ya advertimos que no compartíamos esa estrategia, cuando la propuesta de conformar esa Comisión se votó en el Parlamento, y por eso no la apoyamos. Pero el Ministerio de Energía tenía ya muy claro que iba a seguir adelante con esta idea. De hecho, al día siguiente del que PSOE presentase su propuesta por vez primera en la Comisión de Energía, el Secretario de Estado de Energía anunciaba a los portavoces de la comisión de Cambio Climático una Comisión de expertos "con apoyo parlamentario" para asesorar sobre la transición energética. ¿Cómo sabían desde el Gobierno que se iba a aprobar? Porque ya la habían pactado con el PSOE. Sin embargo, a día de hoy ya se ha desmarcado de la misma todos los grupos políticos excepto el PP.
La Transición hacia un modelo energético limpio es necesaria y urgente, y no hay más camino que avanzar hacia un modelo basado al 100% en las energías renovables. Ese es un debate profundamente político que no va a desaparecer porque está en la calle, en las universidades, en las redes y en los movimientos sociales. Es un debate imprescindible en el que nos jugamos el futuro. Y no tenemos mucho tiempo para tomar decisiones, dejar fuera del debate a una parte sustancial de la sociedad civil puede facilitar los objetivos del Gobierno a corto plazo, pero no facilitará el cambio. Y el tiempo sigue pasando. Tic, tac, tic tac.
Juan López de Uralde es diputado de Equo por Unidos Podemos y coportavoz en la Comisión de Energía.
MARCOS ROJAS
26/03/2018