Una de las novedades del nuevo Colegio de Comisarios que en las próximas semanas está llamado a hacerse cargo de las responsabilidades de la Comisión Europea es la integración de la carteras de Energía y Acción Medio Ambiental, actividades que se encomiendan al comisario español Miguel Arias Cañete.
Esta decisión, mal recibida por los grupos activistas que se autodenominan ecologistas, por considerar que se les ha hurtado el control de una cartera a la que se consideran acreedores, es coherente, sin embargo, con la política comunitaria en materia de Medio Ambiente. El VII Programa General de Acción en materia de Medio Ambiente (VII PMA), aprobado en noviembre del año pasado por el Parlamento Europeo, muestra la necesidad de… plantear nuevos retos que conviertan a la Unión Europea en una economía inteligente, sostenible e integradora que avance hacia una economía baja en carbono y eficiente en el uso de los recursos.
Se trata de vivir bien, respetando los límites de nuestro planeta, conservando y mejorando las estructuras de la casa que nos cobija. Para conseguirlo, se establecen tres objetivos prioritarios:
1º.- Proteger, conservar y mejorar el capital natural de la Unión.
2º.- Convertir a la Unión en una economía hipo-carbónica, eficiente en el uso de los recursos, ecológica y competitiva.
3º.- Proteger a los ciudadanos frente a las presiones y riesgos medioambientales para la salud y el bienestar.
Objetivos que seguramente obtendrían el refrendo de la inmensa mayoría de los ciudadanos europeos. Las diferencias de opinión se plantean cuando se refieren las políticas orientadas a conseguir esos objetivos. La Comisión propone cinco ejes prioritarios, entre ellos integrar el medio ambiente en otras políticas y colaborar con los mercados. Por eso apuntábamos que la decisión de unir las carteras de Energía y Medio Ambiente era coherente con la doctrina comunitaria, aunque no les parezca bien a los ecologistas. No estamos ante una ocurrencia de Jean Claude Juncker. El luxemburgués no se ha inventado nada. Se ha limitado a seguir el mandato de las directivas comunitarias.
Los lobbies energéticos, por su parte, han sido más prudentes a la hora de valorar esta decisión de fusionar las dos carteras. Digamos que están a la expectativa. Aunque algunas voces cualificadas se han adelantado ya a plantear la necesidad de restablecer un equilibrio entre la energía y el medio ambiente, denunciando un supuesto trato de favor en el ordenamiento comunitario de las energías renovables frente a otras fuentes de energías. En esas estamos.
Por eso decimos que conseguir ese equilibrio es otro de los grandes desafíos a los que deberá enfrentarse el nuevo comisario de Energía y Acción Medio Ambiental. La cuestión es pasar, en materia de política de Medio Ambiente, de la teoría a la práctica sin sucumbir a las presiones de los ecologistas radicales ni a los intereses de las empresas.
Para mejorar la aplicación de la legislación en vigor, Miguel Arias Cañete cuenta con el apoyo de los cuadros técnicos de la Comisión, muy experimentados Y para integrar el medio ambiente en las decisiones relativas al ordenamiento y gestión del territorio, con su experiencia al frente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente. El quid de la cuestión de su nueva misión es conseguir ese equilibrio entre productores y activistas. Mantenerse firme frente a las presiones de unos y otros. Ser la columna que soporte la cruz de la balanza. Sensibilidad no le falta. Tampoco deberían faltarle los apoyos del Colegio de Comisarios y de otras instituciones comunitarias como el Parlamento Europeo en este empeño. Porque la tarea que se le encomienda excede con mucho los límites de la cartera que se le ha asignado, por muy importante que se considere.
Como se ha apuntado, la conservación del Medio Ambiente no es una responsabilidad que deba considerarse en abstracto, sino implicada en el contexto de toda la actividad social y económica. Por eso, no estaría de más implicar a los ciudadanos en esta tarea y ayudarles a modificar sus comportamientos, para que nadie usurpe su voz ni eluda sus responsabilidades. El desafío de conservar el Medio Ambiente, la casa común que habitamos todos, es demasiado grande, demasiado importante, para dejarla en manos de los ecologistas o los lobbys empresariales. Como señala el VII PMA, nos jugamos el logro de una economía segura y sostenible. Es nuestro futuro el que está en entredicho. Y el de nuestros hijos.