La eficiencia energética es un término de escasa vida pero que cada vez coge mayor fuerza en Europa. Y eso que algunos países como España son reticentes a las directivas europeas en esta materia. Sin ir más lejos, la semana pasada Bruselas le sacó la tarjeta amarilla a España por inclumplir la directiva de eficiencia energética y el mes pasado abrió expediente por la de eficiencia energética en edificios. Un desastre.
Lo que no debe conocer el Gobierno español son los múltiples beneficios que conlleva una verdadera apuesta por la rehabilitación de edificios. Un nuevo informe realizado por la consultora Ecofys para la European Insulation Manufacturers Association (Eurima) revela que la rehabilitación de edificios podría reducir las necesidades de energía eléctrica y los picos de carga en casi 57 gigavatios (GW) y reducir los requisitos de capex (inversiones) en el sector energético entre 89.000 y 153.000 millones de euros para el año 2050. Es decir, no haría falta tanta generación eléctrica porque el consumo sería bastante menor, sobre todo en el aspecto de calentamiento y enfriamiento de los hogares.
Son múltiples los beneficios sociales que traería la renovación de los edificios como la reducción de las facturas de energía; la reducción de la dependencia energética, la reducción de las emisiones de CO2 y la creación de puestos de trabajo. Pero desde el punto de vista de la oferta, las ventajas son también considerables.
Reducir los picos de carga en 57 GW supone quitar de un plumazo la capacidad total de producción eléctrica de los Países Bajos y Austria. Además, la reducción de las inversiones no solo se producirían en el parque generador sino también en las infraestructuras de la red de transporte.
¿Qué pasaría si la Unión Europea decide no apostar por la eficiencia energética en los edificios? La respuesta es clara: entraríamos en riesgo de sufrir colapso y por tanto los apagones se sucederían. Las inversiones en la red se multiplicarían para poder hacer frente a un aumento de la demanda.
Ecofys también ha encontrado que la la renovación de los edificios también daría una mayor flexibilidad a la red en los momentos de máxima demanda. Reduce la demanda de electricidad, estabilizándo el pico, lo que significa que se necesita menos inversión en infraestructura de generación y la red para manejar la demanda.
Por ejemplo, los hogares eficientes mantienen la temperatura ambiente estable durante más tiempo, incluso cuando la calefacción está apagada. Según el informe, la capacidad de apagar la calefacción podría conducir a una reducción de la demanda adicional de alrededor de 12 GW.
Pero a pesar de los múltiple beneficios, en la UE no se están haciendo los deberes en materia de eficiencia. A día de hoy, las inversiones actuales están por debajo de la mitad de para llegar a los objetivos del 27% para 2030 y es cinco veces menor que el objetivo requerido para 2050.
La Comisión Europea estima que el 75% de los edificios son ineficientes energéticamente hablando. Es por ello que ha decidido cargar contra aquellos países que todavía están muy lejos de alcanzar los objetivos y que incumplen constantemente las directivas europeas de eficiencia.
Aprovechando que en pocas semanas se va a celebrar la COP21 de París, la UE se está poniendo las pilas al respecto de la eficiencia. Si la semana pasada advirtió a 11 países de sus incumplimientos, entre ellos España, el próximo año la Comisión tiene previsto endurecer aun más las directivas. Sin ir muy lejos, Bruselas está preparando para el próximo mes de febrero su estrategia de calefacción y refrigeración.
A partir del próximo año van a coger un gran protagonismo las bombas de calor. Con el fin de cumplir con sus objetivos de carbono, se espera que la UE avance hacia la electrificación de la calefacción, y alejarse más de los combustibles fósiles. Si lo hace, permitirá a las energías renovables calentar los hogares a través de las bombas de calor, que convierten la electricidad en calor.
Pero Bruselas no se quedará ahí. Está trabajando para revisar tanto la Directiva de Eficiencia Energética como la de Eficiencia Energética para Edificios. En Eurima están convencidos que los datos de este informe serán tenidos en cuenta por la Comisión a la hora de apuntalar la normativa.
Por todo esto, los edificios serán el primer combustible de la Unión Europea.
golpedefecto
26/10/2015