En la subasta de renovables del próximo 26 de julio podría haber sorpresas. Y no sería nada nuevo. Por el momento se sabe que más de 6.000 MW empataron en la subasta de mayo a descuento máximo, y de éstos solo se adjudicaron 3.000 MW, prácticamente todo de proyectos eólicos, “por lo que se calcula que los megavatios restantes podrían volver a participar”, señala Jose Donoso, director general de UNEF, “y estaríamos hablando de unos 1.000 MW de eólica que se quedaron fuera y el resto, casi 3.000 MW, de fotovoltaica”.
Esto ya supone superar el límite de la subasta, pero al incluir la cláusula de confidencialidad, supondría la entrada de todos los miles de megavatios fotovoltaicos que esperan su momento, un sector que lleva en parálisis desde hace ya cuatro años dentro del territorio español.
Aún así, ¿podrían entrar nuevos participantes y que la eólica volviera a llevarse todos o casi todos los megavatios subastados? “Podría haber sorpresas de última hora, pero lo que se oye en el sector es que muchas empresas que se presentaron con megavatios eólicos en las subastas pasadas acudirán en esta ocasión con fotovoltaica”, señalan fuentes del sector eólico, “por ejemplo, Forestalia, la gran triunfadora en las anteriores, ha anunciado que está pensando volver a participar, y que de hacerlo, sería con proyectos fotovoltaicos”.
No es la única. Las grandes eléctricas también han anunciado que se presentarán pero que principalmente optan a conseguir megavatios fotovoltaicos. Incluso aquellas que no tienen ni una sola planta solar en toda España, porque ven una oportunidad para abrirse camino en este sector.
“Aunque esperamos que haya una importante presencia fotovoltaica en los proyectos ganadores, hasta que no se celebre la subasta no se puede asegurar nada”, añade José Donoso, “incluso podrían cambiar los participantes al haber cambiado las condiciones del precio suelo y con la incorporación de la cláusula de confidencialidad”.
“En los proyectos ya no se tienen en cuenta el precio suelo porque la rentabilidad la obtendrán del precio del pool”, señalan fuentes eólicas, “y la banca, antes de conceder la financiación, tiene que calcular cuál va a ser ese precio a futuros, en los próximos años, y como son muy conservadores, prevén que se sitúe entorno a los 35-40 €/MWh”. No se espera que el mercado mayorista baje sus precios hasta el límite impuesto el Ministerio de Energía para esta subasta.
Esa rebaja respecto a la subasta de mayo ha sido de hasta el 81,91% en el caso de la eólica (en mayo era del 63,43%) y del 65,80% para la fotovoltaica (antes 51,22%). El valor del sobrecoste unitario mínimo se establece en -16,595 €/MWh.
Con todo esto, tanto eólica como fotovoltaica se enfrentan a dos problemas: cumplir con los plazos de ejecución de los proyectos (tienen que estar terminados el 31 de diciembre de 2019) y obtener el respaldo económico de las entidades financieras.
En el primer caso, lo tienen más complicado los proyectos eólicos ya que el proceso de construcción y de trámites administrativos les lleva más tiempo que a los fotovoltaicos, pero en el segundo caso, la mayor dificultad la tienen los fotovoltaicos, porque la eólica sigue siendo la tecnología más rentable, al tener mayor horas de funcionamiento.
“Lo que está claro es que es un problema real en todas las subastas del mundo que muchos megavatios ganadores no llegan nunca a instalarse, y en España también podría ocurrir”, concluye Donoso, “algunas de las empresas ganadoras podrían haber descontado la pérdida de parte de sus avales porque sabían de antemano la dificultad de cumplir con los plazos y los megavatios concedidos, incluso haberlo internalizado en sus costes”.
Por eso, para evitar que una empresa se presente con más megavatios de los que espera realmente instalar, y que ello perjudique a la sociedad española en su conjunto y al cumplimiento de los objetivos 2020, “hemos planteado la posibilidad de reservar un 20% de la capacidad subastada para pequeños proyectos, porque en caso de empate a precio, se concede prioridad a las instalaciones de mayor tamaño, lo que conduce al ‘gigantismo'”, añade.