El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha defendido este lunes la “obligación moral” de su gobierno en la lucha contra el cambio climático, cuyas consecuencias definió como “la mayor amenaza” para el futuro". En una ceremonia en la Casa Blanca, el mandatario demócrata presentó los detalles de su ambicioso plan para limitar, por primera vez en la historia, las emisiones contaminantes de las plantas energéticas del país e impulsar la inversión en energías renovables.
“Somos la primera generación que siente las consecuencias del cambio climático y la última que tiene la oportunidad de hacer algo para detenerlo”, defendió Obama. “Este es uno de esos problemas que por su magnitud, si no lo hacemos bien, no podremos reaccionar ni adaptarnos. Cuando hablamos de cambio climático, existe la posibilidad de llegar tarde”.
El presidente compareció acompañado de la directora de la Agencia de Protección del Medioambiente (EPA), Gina McCarthy. La Agencia será la encargada de coordinar con los Estados la implementación de los recortes. McCarthy también describió la respuesta al calentamiento global como “un imperativo moral” y dio las gracias a la comunidad científica por su defensa del medioambiente. “Llevamos hablando años sobre lo que debíamos hacer y hoy por fin hablamos de lo que sí vamos a hacer”, afirmó McCarthy en referencia a las últimas décadas de trabajo para preparar la respuesta de EE UU al cambio climático.
“No hay un desafío que suponga una amenaza mayor para nuestro futuro que el cambio climático”, declaró Obama. El presidente ha cerrado con estas medidas el escepticismo de EE UU hacia los datos de la comunidad científica, que apunta desde hace décadas a la contribución de las emisiones contaminantes al calentamiento global. Como recordó el mandatario demócrata, el país ha sufrido en este siglo los 14 años registrados hasta ahora con temperaturas más altas y 2014 batió todos los récords.
“La ciencia nos dice que debemos hacer más si queremos salvar nuestra economía y la salud de nuestros hijos”, insistió Obama. El presidente recurrió al argumento del Pentágono, que considera el cambio climático como una de las amenazas a la seguridad nacional. “Ya no estamos hablando del futuro, sino de la realidad que vivimos aquí ahora”.
Además de hablar del clima, el presidente incorporó este lunes también el argumento de la salud. La Casa Blanca, que ha definido la urgencia de estas medidas como “crítica”, calcula que el descenso de la contaminación reducirá las muertes prematuras en un 90% en 2030, en comparación con 2005, y recortará en un 70% los problemas respiratorios en niños. La Administración también atribuye al cambio climático que en las tres últimas décadas se haya duplicado el número de estadounidenses con asma.
El plan de Obama contra el cambio climático, el más ambicioso que haya aprobado nunca antes un gobierno estadounidense, supone un coste de 8.800 millones de dólares anuales hasta 2030. EE UU se compromete que antes de esa fecha habrá recortado en un 32% -dos puntos más de lo previsto- las emisiones de sus plantas energéticas con respecto a los niveles de 2005, y aumentará hasta un 28% la dependencia de las energías renovables. La iniciativa, conocida como ‘Plan de la Energía Limpia’ establecerá los niveles de emisiones que deben cumplir los Estados y les permitirá participar en un mercado en el que intercambien recortes a cambio de beneficios fiscales o adquieran licencias para contaminar por encima de los límites impuestos.
La regulación lleva la firma de Obama, pero deberá ser aplicada por su sucesor. El presidente acaba de forzar que el cambio climático se convierta en uno de los temas principales de la campaña electoral y cuenta con el respaldo de la principal aspirante demócrata, Hillary Clinton. Pero los candidatos republicanos han manifestado su preocupación ante el posible cierre de numerosas plantas energéticas del país que dependen de la explotación del carbón y la pérdida de puestos de trabajo.
El candidato republicano y exgobernador de Florida, Jeb Bush, ha calificado las medidas de “irresponsables” y de “entrometerse en las competencias de los Estados, destruir puestos de empleo y elevar los precios de la energía”. Para uno de sus rivales en las primarias, el senador Marco Rubio, la factura energética puede resultar “catastrófica” para las familias.
La Casa Blanca, sin embargo, afirma que los estadounidenses ahorrarán 85 dólares anuales de media -155.000 millones de dólares en total- hasta 2030, cuando se cumple la fecha límite para implementar los recortes. El presidente explicará este y otros detalles a los ciudadanos en varios eventos durante las próximas semanas. Se espera que participe en la Cumbre Nacional de la Energía Limpia en Nevada y que se convierta en el primer mandatario estadounidense en visitar el Ártico en Alaska. En el mes de septiembre, Obama abordará también el cambio climático con el papa Francisco, que visitará Washington durante su viaje a EE UU.
El presidente se mostró “convencido” de que las medidas llegan a tiempo para adaptar la industria estadounidense a la ciencia sobre el calentamiento global, así como para inspirar a otros países a adoptar regulaciones similares. “Solo tenemos un planeta y no hay plan ‘b’. No quiero que nuestros nietos no puedan nadar en Hawai o subir una montaña y ver un glaciar porque nosotros no hicimos nada”. Obama defendió la nueva regulación, además, como un argumento de cara a la Cumbre de Naciones Unidas sobre el Clima, que se celebrará en París el próximo diciembre. "Cuando el mundo se enfrenta a grandes desafíos, EE UU lidera el camino hacia adelante. De eso se trata este plan".
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