La eólica española se siente optimista de cara al futuro. No solo sigue siendo la principal tecnología renovable en nuestro país, también fue en 2016 la segunda fuente de generación eléctrica detrás de la nuclear y sigue estando en el podium de los líderes eólicos mundiales. En 2016 España se mantuvo como el quinto país del mundo por potencia eólica instalada, tras China, Estados Unidos, Alemania e India, y por fin, tras las subastas, el sector empieza a andar. El Periódico de la Energía entrevista a Rocío Sicre del Rosal, presidenta de la Asociación Empresarial Eólica (AEE) para conocer las perspectivas de futuro a nivel nacional e internacional del sector.
Las tres subastas convocadas entre 2016 y 2017 han cambiado la situación del sector en España, ¿cuáles son los retos inmediatos a los que se enfrenta la industria eólica en estos momentos?
Este sector siempre ha sido pionero a nivel mundial. No solo tiene más de 23.000 MW instalados, que desde luego es la base desde la que partimos y que queremos que sigan funcionando y que se mantengan, sino que ahora, tras la celebración de las tres subastas, se demuestra que la eólica va a ser la energía clave para la transición energética. Tenemos por delante el desarrollo de más de 4.600 MW y ponerlos en marcha dará un buen empujón al cumplimiento de España de los objetivos europeos 2020.
Para la industria el resultado de las subastas ha sido muy bueno, y más aún, porque en los últimos tres años estaban exportando el 100% de su producción. Si se hubiera mantenido en el tiempo, el resultado final hubiera sido que las empresas terminasen yéndose fuera porque en un país sigues produciendo mientras tienes proyectos. Pero también ha sido muy positivo para toda la cadena de valor, porque tenemos capacidad, calidad, y posibilidad de hacerlo, tenemos todo lo necesario en España para cubrir las expectativas de las subastas.
Además como el mayor know-how está en España, se empleará mucho la tecnología española, al fin y al cabo importar siempre es más caro. Posiblemente no será la totalidad, sino que habrá un poco de todo, pero en cualquier caso, las subastas van a permitir que las empresas puedan seguir trabajando, y las fábricas volverán a producir para producto nacional y dejarán de exportar tanto, con lo cual todos nos beneficiaremos.
¿Y se llegará a tiempo?
En solo dos años, la potencia instalada deberá aumentar en más de 4.600 MW. Entendemos que sí. El sector está preparado, muchos de los proyectos presentados en las subastas ya estaban bastante desarrollados, en fase de tramitación al menos, y ahora, después del parón que hemos tenido, se pueden retomar. De hecho, en muchos solo falta el empujón final. Entendemos que todos los que se han presentado es porque pueden hacerlos y tienen los megavatios para ello. El plazo es exigente y la carrera no es fácil cuando tienes un plazo, pero ya lo hemos vivido en el sector cuando el registro de preasignación y cumplimos.
Entonces, ¿se dispondrá de la maquinaria necesaria para hacer a la vez tantos parques?
Al final es una cuestión de adaptación. Sería más bonito haber tenido una planificación y tener unos plazos más cómodos y holgados, pero el sector ha demostrado que cuando se le exige cumple. Así que ahora se están organizando para tener todo disponible. Y lo tendrán a tiempo. Llegaremos.
Hay una tercera pata para alcanzar los objetivos. La financiación. Las entidades crediticias se han mostrado un poco reticentes con las nuevas condiciones de los nuevos proyectos renovables, que se construirán sin primas. ¿Cuál está siendo su respuesta?
La financiación siempre ha acompañado al sector eólico. Pero te financian en función de la durabilidad del proyecto. Por eso digo que la estabilidad, la confianza o una señal a largo plazo es fundamental, es decir, siempre ayuda que vean que hay un retorno. Y es verdad que a día de hoy esa señal no la tenemos con lo cual los bancos hacen los números y de lo que hablamos es de bajos apalancamientos. No habrá grandes financiaciones pero sí las adecuadas a cada proyecto. Los bancos son capaces de diseñar una financiación a medida para cada uno de los proyectos y si un parque tiene los recursos necesarios, saldrá adelante ese crédito. Es cierto que serán plazos más largos, porque se ha demostrado que la tecnología dura más, y apalancamientos más bajos, no veremos las características de hace años, pero seguirá habiendo financiación.
¿Consideráis, que pese al ‘parón’ de los últimos años, el sector español sigue siendo líder a nivel internacional?
España es el quinto país por potencia instalada, con más de 23.000 MW, por lo que sin duda lo es. Pero más que ser líderes, somos pioneros. El know-how y el track-record lo tenemos nosotros y no otros países. Esto significa que no solo somos líderes por potencia instalada, sino que también somos el cuarto país exportador y el séptimo por patentes eólicas. El sector ha sido algo en el pasado, sigue siéndolo en el presente y con casi total seguridad, lo seguiremos siendo.
Los datos son rotundos, pero ¿cuál es la percepción de las empresas eólicas españolas más allá de nuestras fronteras?
Las empresas eólicas españolas son un referente a nivel mundial. En el sector cuando dices que soy de una empresa española, llamas la atención del resto. Durante mucho tiempo hemos sido un modelo y un ejemplo, otra cosa es que decisiones pasadas puedan haber perjudicado nuestra imagen, pero como es un sector ordenado, que ha crecido poco a poco, con estabilidad, y haciéndolo bien, nos hemos ganado el respeto. Y es que hemos posibilitado la integración de las renovables, en su momento se trabajó mucho con Red Eléctrica (REE) para que se permitiera esta integración, lo que ha dado ejemplo fuera de nuestro país. Y es que ser un eólico español por el mundo es un referente.
¿En qué aspectos destaca el sector eólico español respecto a otras eólicas de otros países? ¿Es su tecnología, su tejido industrial con fábricas competitivas, es la creación de empleo…?
En realidad es un referente en toda la cadena de valor. El sector ha demostrado ser capaz de desarrollar desde la pieza más pequeña hasta los aerogeneradores más innovadores. Y se puede constatar con las exportaciones de la industria eólica, que vienen experimentando un crecimiento importante en la última década. En 2016, las exportaciones de la eólica fueron de 2.574 millones de euros, representando el 1% de las exportaciones españolas, un nivel muy similar al de sectores tan emblemáticos para el país como el vino o el calzado. En la última década, el sector exportó por un valor total de 22.921 millones de euros, que equivaldría a un 1,07% de las exportaciones totales de España en el periodo. El sector eólico contribuye muy positivamente a la balanza de pagos de nuestro país, debido al alto nivel competitivo y a la reputación de los agentes del sector.
Uno de los problemas a los que se enfrentan los distintos sectores industriales de los países occidentales es a la deslocalización de la producción, eligiendo países con costes bajos en mano de obra, ¿la industria eólica española podría experimentar esta deslocalización?
Para que no haya deslocalización y para evitar que haya un 100% de exportación, España necesita que haya un crecimiento del sector eólico a nivel interno. Si no es así, se puede aguantar unos años, pero no a medio y largo plazo. Necesitamos que haya estabilidad, planificación, saber qué va a pasar a largo plazo. Y aunque ahora es un buen momento para la industria, ya hemos vivido de todo, con lo cual el sector necesita señales a largo plazo. Esto significa que tenemos que trabajar mucho en el Plan de Transición Energética, y esta ley debe ir acompañada de una visión del sector energético donde la eólica debe ser una de las tecnologías de referencia.
También es importante que se genere confianza en los inversores, y para ello reitero que debe haber una planificación a largo plazo. La eólica es un sector cuya inversión es muy intensiva en capital en el momento cero y por eso, es importante invertir conociendo cuáles son las reglas del juego y tener señales.
Aún así el sector siempre ha sido bastante optimista, porque como sabe que ha hecho las cosas bien, considera que el resultado tiene que ser bueno. No siempre nos han acompañado las circunstancias, como en la reforma para superar el déficit, hubo que tomar medidas, y de hecho algunas ya se han tomado, pero ese momento ya se ha superado y por tanto, toca que el apoyo se demuestre ahora.
Y cuando hablamos de estabilidad, nos referimos a que la eólica es una de las energías clave que debe formar parte de la transición energética, de hecho es la energía del presente y deberá ser del futuro.
La eólica debe ser una de las energías clave, pero ¿qué participación debería tener en el mix energético del futuro?
Posiblemente nos situemos en el número uno. Para la AEE la transición energética debería suponer el 80% de la descarbonización del sector eléctrico para 2030 y el 100% en 2040. Para ello, la energía eólica tiene que incrementar su potencia instalada y su peso en el mix energético. El sector eólico tiene una cartera de proyectos, entre lo adjudicado en subastas 2016-2017 y el cupo canario, de un total de 5.057 MW. A partir de 2020, la eólica debería incrementarse en 1.200 MW/año. Así llegaríamos a 2030 con aproximadamente 40.000 MW instalados eólicos siempre y cuando se den las condiciones de estabilidad y visibilidad a largo plazo.
Cuando demanda señales claras y estabilidad, ¿a qué se refiere? La AEE ha criticado en ocasiones que las previsiones de precios usadas para las retribuciones a renovables no se ajustan a la realidad, ¿la retribución razonable no proporciona esa estabilidad que reclama el sector?
Aunque la Ley del Sector Eléctrico mantenga el sistema de retribución variable, se puede dar otro tipo de señales que den estabilidad. El modelo actual es complejo, es un modelo que tiene revisiones anuales, cada tres años, cada seis años, podía ser más sencillo. Pero aún siendo así, entendemos que deben ser ajustes, ajustes mínimos, y no cambios drásticos.
Otro de los problemas a los que se enfrenta la eólica y las renovables en general, es al ‘efecto caníbal’, cuanto más producís, más bajos son vuestros ingresos, ¿qué soluciones proponéis para evitarlo?
Es cierto que es una gran ventaja de la eólica que su participación sirva para bajar los precios de la electricidad. Siempre que hay más eólica, el precio baja. En 2016 nuestra tecnología sirvió para rebajarlo hasta 15 euros. Es algo positivo y lo seguirá siendo, pero en el futuro no podemos dejar que ese ‘efecto caníbal’ continúe. Por eso, vuelvo a reiterar que esa Ley de Transición Energética debe ir acompañada de un desarrollo con señales claras de mercado en el que producir no sea para regalar. No hay una propuesta única, pero sobre todo debería generarse confianza con una visión a largo plazo, pero también una adecuación del mercado. Por ejemplo, el próximo año vamos a pasar a ser un mercado continuo, lo que significa que vamos evolucionando, y el sector eólico será partícipe en esas conversaciones para ver cómo se puede solventar ese problema. Otra de las posibilidades es que la eólica no oferte a cero, por ejemplo.
Todo esto se está trabajando ahora pero para que haya más renovables, para que sean las energías del futuro, para que el mercado funcione, todo tiene que ir acompañado del desarrollo del mercado y una señal clara de precio, que son algunos de los temas imprescindibles a abordar.
Mientras se solventan los obstáculos a los que se enfrenta el sector eólico, el desarrollo de los avances tecnológicos es imparable ¿hay posibilidades de un futuro en España con eólica marina?
No es que se descarte esta tecnología en las costas españolas, pero nuestra plataforma marina no es la más adecuada para su desarrollo. Hay zonas dónde se puede hacer, y si es posible se desarrollará pero si se puede hacer ‘onshore’ y hay emplazamientos terrestres todavía disponibles y con recursos, se trabajará allí primero. No hay techo en el recurso terrestre, todavía tenemos mucho viento y el desarrollo tecnológico permite aprovechar mejor los emplazamientos y los recursos eólicos existentes. Es muy distinto poner máquinas de 100 kW como teníamos antes a una de 4 MW. El aprovechamiento es inmensamente mayor. Con lo cual el desarrollo es infinito mientras la tecnología nos acompañe.
Pero sí es posible el ‘offshore’ en España. Si observas todas las subastas que se están celebrando a nivel mundial, el precio de la eólica marina ha bajado muchísimo, aunque ciertamente no seremos el referente mundial que es en ‘onshore’.
Y mientras avanza la tecnología, ¿alargamiento de la vida útil de los parques actuales o repotenciación?
Es cierto que España al ser pionera en el desarrollo de esta energía también es pionera en tener parques más antiguos. Se optará por múltiples soluciones. Habrá parques que por tener una tecnología muy antigua o porque tenga una potencia muy pequeña, se optará por la repotenciación, pero principalmente se ha demostrado que los parques están funcionando y produciendo bien, por lo que muchos de ellos seguirán así el tiempo que sea necesario. Dependerá de los análisis técnicos que se hagan, con ellos se decidirá si pueden seguir funcionando y en cada uno de ellos habrá una elección diferente. Y mientras no haya una señal clara de que la repotenciación tenga una ayuda o un impulso para que el parque siga funcionando no veo cambios.
Entonces, ¿estás diciendo que pedís ayudas para la repotenciación de los parques? No diría tanto ayudas, pero sí señales de mercado, si se invierte en repotenciar los parques sea porque haya estabilidad y confianza en el sector, no solo a nivel mercado sino también a nivel político. Cuando España empezó con el desarrollo eólico, la tecnología era un reto, un desafío, pero ahora la tecnología está probada, y ha demostrado que funciona bien. Se ha superado a sí misma, se está haciendo una buena operación y mantenimiento y no están dando grandes problemas. Hay que reconocérselo.
Y mientras la tecnología eólica va avanzando, la fotovoltaica cada vez se extiende como tecnología renovable alternativa, ¿la veis como una dura competidora, que podría incluso quitaros cuota de mercado?
Cada tecnología tiene su espacio. La eólica ha tenido un desarrollo tan ordenado y tan medido que seguirá ahí y la fotovoltaica estará también muy presente. Pero para nosotros más que un competidor es un vecino. El sector energético está compuesto de varias tecnologías y cada una tiene que aportar lo que puede al mix. La virtud estará en equilibrar todas esas energías.
Y para finalizar, en su opinión, ¿cuáles son los retos futuros del sector eólico mundial?
El sistema energético tiene por delante muchos retos y desafíos. En el caso de España la Ley de Transición Energética es fundamental, pero a nivel mundial el compromiso ineludible es la lucha contra el cambio climático. El desarrollo de la energía eólica y la penetración de las renovables van a ser una realidad, con la electrificación de los usos finales, pero queda mucho por hacer. El sector tiene por delante muchos objetivos a alcanzar en desarrollo e innovación, porque la tecnología sigue avanzando. No tanto máquinas más grandes o de mayor potencia como que optimicen mejor los recursos y luego la capacidad industrial que va a acompañar ese desarrollo deberá ir de la mano.