Sainsbury’s, una de las mayores cadenas de supermercados de Reino Unido, colabora con la compañía de reciclaje Biffa para tratar sus residuos orgánicos y convertirlos en electricidad con el objetivo de autoabastecerse sin depender de la red eléctrica, y así, reducir los costes del consumo de luz.
La iniciativa del grupo alimentario se está llevando a cabo en uno de sus establecimientos ubicado en la localidad inglesa de Cannock.
Para ello, Sainsbury’s traslada los restos de comida no aptos para la venta a la planta de reciclaje donde son reutilizados para producir energía renovable por el sistema de la biomasa. La descomposición de la materia orgánica produce biogás, compuesto por metano y dióxido de carbono. El biogás contiene energía química que se convierte en energía mecánica y finalmente en electricidad.
El supermercado Sainsbury’s y la planta Biffa están unidos por una canalización de 1,5 kilómetros de longitud. A través de este conducto se transporta el metano, permitiendo sus uso inmediato en forma de electricidad.