En un parque a las afueras de Reno, Nevada, las excavadoras están preparando el terreno que acogerá la fábrica de baterías de Tesla Motors, que será la más grande del mundo. El fundador de la compañía, Elon Musk, cree que el complejo, que costará 5.000 millones de dólares, es un paso decisivo para hacer más asequibles los coches eléctricos y para terminar de paso con la dependencia del petróleo y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
A primera vista, este esfuerzo por acrecentar la presencia de los vehículos eléctricos podría parecer positivo para las compañías eléctricas que luchan contra el estancamiento de las ventas. Sin embargo, la megafábrica de Musk pronto podría convertirse en una amenaza para el sector eléctrico, pues el complejo también producirá baterías que pueden combinarse con los paneles solares en los techos de las viviendas para almacenar energía. De hecho, una segunda empresa liderada por Musk, SolarCity Corp., ya está empaquetando paneles solares y baterías para abastecer de luz a casas y empresas californianas como Wal-Mart, cadena para la que ha realizado más de 200 proyectos solares desde 2010, y con la que está en conversaciones para desarrollar proyectos similares en 32 estados.
“La mayor amenaza que revisten las cada vez más baratas energías renovables proviene de los sistemas que incluyen el almacenamiento”, ha dicho Amory Lovins, ambientalista y cofundador del Rocky Mountain Institute, una consultora en temas de energía con sede en Colorado, según cuenta la agencia Bloomberg. Por su parte, J.B. Straubel, director de Tecnología de Tesla, destacó que la empresa ve a las compañías eléctricas como socios y no adversarios en su esfuerzo por desarrollar baterías de almacenamiento de energía.
100.000 coches eléctricos
En California, donde se ha vendido el 40% de los coches eléctricos del país, cerca de la mitad de los propietarios de vehículos eléctricos tienen paneles solares o quiere instalarlos, según una encuesta hecha por el Center for Sustainable Energy, una entidad defensora de la energía verde. Más de 100.000 autos eléctricos han sido vendidos en California, de acuerdo con datos de HybridCars.com y Baum & Associates, aunque los vehículos eléctricos representan menos del 1% de las ventas de automóviles en Estados Unidos.
Pocos hogares y negocios utilizan la energía solar y el almacenamiento en batería, lo que demuestra que dichos sistemas siguen siendo difíciles de vender fuera de lugares como California o mercados como Hawai, donde los altos costos de la electricidad hacen imbatible la alternativa solar.
Los analistas creen que la industria ha tardado en reaccionar. Tesla, SolarCity y las empresas de energías limpias ya están ocupando de forma agresiva ese nicho de mercado. “Algunas de las empresas más ágiles que piensan y se mueven con más rapidez están ganándole la batalla a las compañías eléctricas”, dijo Ben Kallo, analista de Robert W. Baird & Co.
Tesla ha instalado 135 estaciones de carga rápida alimentadas con energía solar a lo largo de Norteamérica, donde los conductores de su Model S pueden repostar de forma gratuita. NRG Energy Inc., por otra parte, está construyendo una red de estaciones públicas de recarga en las principales ciudades, que los conductores pueden usar pagando por carga o por una tarifa plana mensual de unos 15 dólares.
En un informe de julio, Morgan Stanley aseguró que el producto de Tesla para almacenar energía pensado para residencias y empresas podría ser “disruptivo” en Estados Unidos y en Europa, en tanto que los clientes buscan evitar las facturas eléctricas “saliéndose de la red”.
santaklaus
11/12/2014