La propuesta presupuestaria del presidente estadounidense, Donald Trump, presentada hoy, incluye la venta de casi la mitad de la Reserva Estratégica de Petróleo y abrir el Refugio Nacional del Ártico, en Alaska, a la exploración petrolera, con la meta de aumentar los ingresos fiscales.
La venta de la Reserva Estratégica de Petróleo (SPR, en inglés), que actualmente cuenta con 688 millones de barriles y quedarían en apenas 270 millones barriles, comenzarían este año por valor de 500 millones de dólares y alcanzarían 16.000 millones en la próxima década.
“Creemos que es lo responsable que hay que hacer (…) El riesgo se reduce drásticamente cuando hemos incrementado la producción como lo hemos hecho”, dijo Mick Mulvaney, director de la Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca.
Mulvaney se refería así al fuerte incremento de la producción nacional debido a la técnica de la fracturación hidráulica, que ha acercado a EEUU a la independencia energética.
Esta medida choca de frente con las tesis de la Organización de Países Exportadores de Petróleo que había alcanzado un acuerdo para reducir la producción de petróleo y que estaba ahora en negociaciones para extender esa rebaja de crudo en el mercado con tal de mantener los precios.
La decisión de Trump podría acarrear una respuesta por parte del gran cártel del petróleo. El mercado de crudo la espera ya que no cree que la OPEP se quede de brazos cruzados mientras EEUU se dedica a vender su crudo.
El fracking y, sobre todo, su modelo competitivo capaz de aguantar ahora precios bajos del petróleo es el arma de Tump para sacar tantos barriles de su reserva estratégica. Además, acudirá a por el crudo que hay bajo el Ártico.
Propone aumentar los ingresos federales a través del otorgamiento de licencias de exploración en el Refugio Nacional de Vida Salvaje del Ártico, en Alaska, un área medioambiental protegida en la que se calcula que hay 12.000 millones de barriles de crudo. Con estos permisos, se calcula que se generarían 1.800 millones de dólares adicionales.
Así mismo, y para que le cuadren las cuentas bien, ha decidido recortar las partidas que se dedicaban a las energías limpias y a la Agencia Medio Ambiental.
Trump se pone gallito. ¿Qué hará Arabia Saudí? ¿Y Rusia? Se abre una nueva batalla por el control del mercado de los combustibles fósiles.