Turkmenistán inauguró este miércoles un gasoducto entre uno de los mayores yacimientos de gas del mundo y el mar Caspio con la vista puesta en los futuros suministros gasísticos de ese país centroasiático a Europa.
El presidente turkmeno, Gurbangulí Berdimujamédov, fue el encargado de inaugurar en la ciudad de Belek el gasoducto Este-Oeste, que tiene una longitud de 773 kilómetros y una capacidad de 30.000 metros cúbicos de gas.
El gasoducto, que tuvo un coste de 2.500 millones de dólares, enlaza el yacimiento de Galkinish y otros campos en el este del país con la costa del Caspio, según informan medios rusos.
Berdimujamédov expresó su confianza en que el tendido de este conducto impulse la construcción del gasoducto a través del Caspio, proyecto conocido como Transcaspio y que fue aplazado en tiempos de crisis por la Unión Europea (UE) debido a su alto coste.
Ese gasoducto permitiría unir los yacimientos turkmenos con los azerbaiyanos, al otro lado del Caspio, y desde ahí bombear el gas a los países europeos a través de territorio turco, eludiendo en todo momento a Rusia.
En caso de que el Transcaspio no se llegue a construir, Turkmenistán se mostró también dispuesto a licuar el gas para después transportarlo a Europa, China o India.
Recientemente, Turkmenistán comenzó a tender el gasoducto (TAPI) que llegará en 2019 hasta la India a través de Afganistán y Pakistán.
El conducto tendrá 1.814 kilómetros, de los que solo 214 transcurrirán por territorio turkmeno, país que acoge las quintas reservas mundiales de ese hidrocarburo.
Según las previsiones iniciales, el proyecto costará unos 10.000 millones de dólares y permitirá bombear hasta la frontera india 33.000 millones de metros cúbicos de gas anuales.