La petrolera estatal Pemex, la mayor compañía de México, creada el 7 de junio de 1938, deberá renacer tras la reforma energética como empresa productiva para competir con los gigantes del petróleo a nivel internacional.
La reforma energética del presidente Enrique Peña Nieto, cuya reglamentación fue aprobada por el Congreso este miércoles, lanza al ruedo a Pemex como una nueva empresa productiva del Estado con mayor autonomía de gestión pero con grandes desafíos tecnológicos y financieros.
De acuerdo con la información corporativa, Pemex es el séptimo productor de crudo del mundo y la undécima empresa integrada a nivel internacional, así como la décimo tercera en reservas de crudo y en capacidad de refino.
Entre sus principales problemas está el enorme pasivo que incluye deudas de corto y largo plazo, impuestos y derechos, así como pasivos laborales, por 2,32 billones de pesos (178.028 millones de dólares).
Otro de los desafíos es superar sus deficiencias tecnológicas y la falta de experiencia en la explotación en yacimientos en aguas profundas y de gas esquisto (no convencional), supuestamente la gran riqueza de México, pues se cree que posee las cuarta mayor reserva del planeta cerca de la frontera con Estados Unidos.
El reto inmediato que afronta es revertir la caída de la producción y restitución de reservas, que según el último informe se ubican en 42.160 millones de barriles.
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