Hasta hace muy poco tiempo si a un empresario se le ocurría instalar un sistema fotovoltaico en la azotea de su empresa, le tildaban de loco. Hoy, a medida que los precios de la energía solar y la eólica han ido cayendo, cada vez hay más empresas que recurren a las energías renovables para reducir sus costes operativos. De hecho, ya hay muchas empresas que están aprovechando sus activos para implantar sistemas de energía renovable o adquiriendo energía limpia a través de contratos de compra de energía a largo plazo (PPA).
En el primer semestre de 2015, varias grandes empresas han firmado un PPA de energía renovable: General Motors firmó una de 34 MW; Google, de 43 MW; Amazon, por 150 MW; y Apple, por 130 MW. El acuerdo de Apple con First Solar en California fue una ‘señal’ renovable en toda regla que acabó dando la vuelta al mundo. Sin embargo, poco después Kaiser Permanent firmó uno por 153 MW, y luego Dow Chemical superó a todos al contratar 200 MW.
Todos estos contratos y muchos otros más, se han firmado en el primer semestre de 2015, pero el mercado corporativo se ha limitado a un todavía pequeño número de grandes jugadores. Aún muchas empresas, tanto grandes como pequeñas, continúan bregando con la economía y la complejidad de la adquisición de la energía limpia. El Rocky Mountain Institute (RMI) estima que por cada contrato de energía renovable cerrado con éxito hay entre cinco y diez intentos que fracasan o se retrasan de manera significativa, lo que impide el crecimiento del mercado en general. Como reflejo de esta situación, el mercado solar comercial experimentó su primer descenso anual de su historia reciente el año pasado.
En Estados Unidos, por ejemplo, este mercado supone ya una capacidad instalada de 60 GW y con la capacidad de compra de energía de las grandes corporaciones sería razonablemente fácil doblar esa potencia en opinión de los expertos. Para ello sólo haría falta que unas 600 empresas compraran 100 MW.
Sólo una compañía, Google, ya ha adquirido la energía eólica equivalente al, 1,7% de la capacidad total de la nación, y sólo cuatro empresas representan el 2,5% del total. Las diez principales compañías de Fortune 500 que informan de sus compras a la EPA compran cerca de 11 TWh de energía verde al año, mientras que las siguientes, entre las que se incluyen gigantes como Lockheed Martin y Citigroup, compran menos del 14% de esa cantidad. Así que, si unas pocas empresas manejan tal capacidad, el potencial de energía renovable que podría ser desbloqueada es enorme. "A medida que más compañías hicieran este tipo de ofertas, no sólo se ampliaría el mercado, sino que este podría crecer mucho más rápidamente” dice Ian Kelly, del RMI.
Varias compañías líderes han contado sus experiencias en materia de energía renovable en la Verge Greenbiz Conference celebrada la semana pasada. Para General Motors, por ejemplo, la adquisición de energía renovable resultó ser una extensión natural de las competencias básicas de la empresa, según dijo Rob Threlkeld, gerente de energía renovable de GM.
El gigante de Detroit ha conseguido ahorrar más de 80 millones de dólares a través de sus programas de energía limpia desde 1993. Después de haber probado diferentes opciones, la puesta en marcha de proyecto de energía solar en propiedad se ha convertido en un atractivo modelo de negocio para el fabricante de automóviles. GM tiene un montón de espacio en los tejados de sus instalaciones para implantar sistemas fotovoltaicos en propiedad en lugar de firmar un PPA, ya que la empresa puede reclamar los créditos fiscales y reducir los costos mediante la reducción de los intermediarios. GM hizo su primera instalación de fotovoltaica comercial de 2,2 MW en Ohio el año pasado.
"Hoy en día, es posible ahorrar dinero, o al menos no gastar dinero extra, e inyectar más energías renovables en la red", dijo Bill Weihl, director de Sostenibilidad en Facebook, compañía que tiene como objetivo obtener el 100 por ciento de su energía de fuentes renovables. "Queremos usar energía limpia porque es mejor para el planeta, mejor para nuestras comunidades y nuestros empleados, y vamos a hacerlo de una manera que tenga sentido económico", dijo.
Los PPAs cambian las reglas del juego
Un factor importante para los compradores de energía corporativos es tener opciones. Las empresas quieren cosas como productos de energía renovable empaquetados, más oportunidades para trabajar con las compañías eléctricas y mejorar su acceso a los vehículos de financiación a terceros. Y en este sentido, los acuerdos de compra de energía a largo plazo (ppa)han supuesto un gran paso adelante
En este campo la industria de las energías renovables tiene ya un largo camino recorrido en los últimos años. En 2008, cuando Wal-Mart cerró su primera compra de energía eólica en Texas, “resultó duro, muy duro", dijo Chris Hendrix, director de mercados de Wal-Mart. La compañía que históricamente firmaba contratos de energía de un año, no se sentía cómodo con un PPA de 25 años. Y, a la inversa, los desarrolladores eran reacios a asumir el riesgo de un acuerdo a corto plazo. "A medida que más personas han entrado en el mercado ... los desarrolladores se han acostumbrado al hecho de que es un precio negociado", dijo Hendrix.
En los mercados regulados, donde se prohíben los PPA tradicionales, los PPA virtuales están suponiendo un "cambio de juego", dijo Christina Page, directora global de energía y sostenibilidad en Yahoo. Bajo un PPA virtual, la empresa acuerda contrato para un proyecto de energía renovable en septiembre a un precio determinado de la electricidad. Si la electricidad se vende en el mercado mayorista local por encima del precio del contrato, el desarrollador del proyecto paga a la empresa; si la electricidad cae por debajo del precio acordado, la empresa paga el desarrollador. "Es una cobertura", dijo Page. "Más que el ahorro de dinero, se trata de la protección contra la volatilidad futura", añadió.
Cada vez más empresas están adoptando el concepto de sostenibilidad corporativa, que significa ampliar el mercado comercial de energía renovable a partir de algunos jugadores clave. Pero no es una garantía.
Los resultados preliminares de una encuesta reciente entre 400 profesionales de sostenibilidad corporativa realizada por Ingersoll Rand y GreenBiz indicaban que alrededor del 90% de las empresas -ya sean pequeñas, medianas o grandes- han hecho algún tipo de compromiso de sostenibilidad pública. La encuesta encontró que, quizás intuitivamente, las empresas buscaban primero ver todas las posibilidades de mejora de la eficiencia energética antes de adoptar un compromiso de energías renovables.
Cuando se trata de las energías renovables, hay algunas preocupaciones a la hora de firmar un contrato, como son la disponibilidad de incentivos y el ahorro de costes. Los primeros empiezan a mermar en muchos mercados, pero el ahorro de costes es una realidad palpable que obliga a ser optimistas y es razonable pensar que se está llegando a un punto de inflexión en el sector de las energías renovables. La creación del RE100 en Europa, la del Business Renewables Center (BRC) en Estados Unidos o el reciente compromiso de 81 grandes corporaciones americanas en la lucha contra el cambio climático arrancado por Obama, son algunas de las iniciativas que caminan en esa dirección.
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