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Joaquín Giráldez.
Joaquín Giráldez.

España es uno de los países de la UE con mayor número de comercializadoras eléctricas. Sin embargo de las 385 comercializadoras registradas en España, sólo 131 están dadas de alta para operar en canarias.

Esta poca implantación de comercializadoras en Canarias no se debe a una pequeña demanda de electricidad, en 2017 casi se alcanzaron los 9 TWh, más de un 3% de la demanda nacional. Tampoco se debe a las complicaciones derivadas de la insularidad de Canarias, las comercializadoras no necesitan infraestructura ni sedes físicas.

La reducción de oferta que sufren los canarios se debe a una legislación perversa. Si el mercado eléctrico es bastante complicado para el común de los mortales, los sistemas eléctricos insulares y extrapeninsulares (SEIE) son ininteligibles para los expertos en el mercado eléctrico.

La actividad de comercialización es simple. Se compra energía a los generadores, ya sea directamente o a través de un mercado mayorista, y se vende a particulares.

Como en todos los negocios es importante vender a un precio superior al precio de compra. El problema radica que el precio de la electricidad en Canarias es difícil de prever y es cambiante.

Como la electricidad no se puede almacenar a gran escala, la comercializadora debe comprar en cada momento lo que vayan a consumir los clientes más las pérdidas.

Aparte de esto hay que pagar una serie de mecanismos, llamados servicios de ajuste, para garantizar el equilibrio entre generación y demanda. Como estos mecanismos se pagan entre toda la demanda, hasta que no se tienen todas las lecturas no se sabe con exactitud el dinero que cada consumidor debe pagar.

En la península, la generación de energía eléctrica está liberalizada. Hay un mercado donde productores y generadores presentan sus ofertas de compra y venta y se determina el precio de la energía intercambiada. Si ocurre algún imprevisto, las comercializadoras pueden modificar sus compras en los llamados intradiarios. Si el consumo de los clientes es distinto a la energía comprada, se penaliza a la comercializadora.

En Canarias, la generación no está liberalizada. Allí Endesa controla todo el parque de generación convencional y sus ingresos están regulados en base a unos costes reconocidos. Estos costes reconocidos son muy superiores a los costes liberalizados de generación en península.

Para cada uno de los subsistemas eléctricos, en Canarias, hay 6 (Gran Canaria, Tenerife, Fuerteventura/Lanzarote, La Gomera, La Palma y El Hierro), hay un despacho, donde las comercializadoras indican, semanal o diariamente, lo que sus clientes van a comprar y REE decide que centrales funcionan. Si ocurre algún imprevisto la comercializadora no podrá modificar la previsión que lanzó y será penalizada.

Por políticas de cohesión territorial los españoles debemos pagar lo mismo por la electricidad independientemente de donde vivamos. La diferencia de precio entre los SEIE y península se pagan a través de las compensaciones extrapeninsulares.

Eso no quiere decir que en Canarias se pague cada hora lo mismo que en la península.

El RD738/15, dice que en los territorios no peninsulares el coste que los consumidores deben pagar por la energía eléctrica, ha de ser proporcional al coste de producirla y que al final del año el coste total a pagar sea el mismo en estos territorios que en península.

Simplificando, el coste a pagar en Gran Canaria para una hora determinada será igual al coste de producción para esa hora en Gran Canaria, partido por el coste de producción a lo largo del pasado año móvil en la Isla y multiplicado por el precio de producción en el pasado año móvil en península.

Si este trabalenguas no resultara terrorífico de por sí, la cosa se complica. Los costes reconocidos de producción vienen dados por complicadas fórmulas y no son firmes hasta pasados 11 meses de la entrega de electricidad. Hasta que no pasen 11 meses no conoceré el coste de la energía eléctrica. En ocasiones, con las temidas C6 y C7, este plazo es mayor de 11 meses.

La fecha de 11 meses complica la operativa, porque el plazo máximo que tienen las comercializadoras para refacturar a sus clientes es de 1 año. Cualquier cambio significativo de precios será asumido por la comercializadora.

En la península el coste de la energía mayorista se conoce un día antes de la entrega y, lo que es más importante, existe un mercado de futuros que permite fijar ese precio con una antelación de dos años. Con este sistema de fijación de precios endiablado, es inútil usar el mercado de futuros peninsular.

En resumen, hay que hacer una previsión de demanda por subsistema, es imposible prever el precio de la electricidad en cada uno de los subsistemas, es imposible cubrir el coste de adquisición y las variaciones de precio serán asumidas por las comercializadoras.

Vistos estos inconvenientes es normal que dos tercios de las comercializadoras de este país renuncien al mercado canario y que aquellas que participan en él lo hagan incrementando los precios con respecto a península.

Recuérdenlo cuando les vuelvan a hablar de cohesión territorial.

Joaquín Giráldez García. Socio cofundador de Ingebau SL, Consultoría especializada en mercado eléctrico.

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