En España existen unos ocho millones de hogares consumidores de la popular bombona de butano. Consumidores que en la mayoría de los casos cuentan con unas rentas medio-bajas, ya que suelen ser personas de edad avanzada que habitan en los cascos antiguos de las ciudades, en viviendas antiguas que no han sido reformadas y por tanto no se han podido ‘enganchar’ al gas natural ni utilizan nuevos sistemas eléctricos que supondrían elevadas inversiones en las reformas de sus viviendas.
El carácter social de este consumo, que alcanza unos 56 millones de bombonas al año, determina que los distribuidores de referencia en cada territorio: Repsol Butano en Península y Baleares, Atlas en Ceuta y Melilla y Disa en Canarias, estén legalmente obligados al reparto domiciliario.
Pero el consumidor está sufriendo un agravio comparativo respecto a los usuarios de otros derivados de hidrocarburos. Así, mientras las gasolinas han descendido un 19%, los siete millones que poseen gas natural han visto descender su tarifa, los del butano no. ¿Por qué?, se pregunta Ausbanc que denuncia este abuso con los consumidores.
Según la última resolución de la Dirección General de Política Energética, el coste de ese reparto domiciliario o coste de comercialización, importa la suma de 0,491702 euros por kilogramo de GLP envasado, lo que para la tradicional bombona de 12,5 Kg representa 6,14 euros por unidad.
Los costes de comercialización apenas han subido un céntimo de euro por kilogramo en el último año, entre otras cosas porque están referenciados al precio del gasóleo de automoción.
Por su parte, la cotización en los mercados internacionales de los gases licuados del petróleo, butano y propano, que sirven de base de cálculo para fijar los precios máximos regulados al consumidor final, había descendido en picado desde los 0,726219 euros por kilogramo de enero de 2014 hasta los 0,457818 euros por kilogramo en noviembre de 2014, que es la última estadística disponible a la fecha en la web de la CNMC.
Un descenso de nada menos que un 37,5% en el coste de la materia prima que sorprendentemente, no se ha trasladado lo más mínimo en el precio máximo regulado, que sigue “congelado” a una altura incomprensible de 1,4 euros por kilogramo, es decir, 17,5 euros por bombona de 12,5 kilos, asegura Ausbanc.
Este precio que incluye un IVA del 21% y un impuesto especial para “déficit de tarifa” de 0,15 euros por kilogramo, factores ambos que no han experimentado variaciones a lo largo del año.
Los fletes internacionales incluidos en la fórmula de cálculo del precio máximo, si bien han experimentado un incremento desde los 0,05 euros por kilogramo a los 0,08 euros por kilogramo desde principios de año, tampoco explican el estancamiento de los precios máximos puesto que únicamente implican un incremento de costes de 0,375 euros para una bombona de 12,5 kg.
Si el precio de la materia prima ha descendido un 37,5% desde enero a noviembre de 2014, y los costes de comercialización apenas se han incrementado en medio euro, ¿por qué el precio máximo de la bombona de 12,5 kg. de butano sigue a 17,5 euros?
La explicación de esta flagrante contradicción en opinión de Ausbanc está en la fórmula de cálculo, que está prevista para limitar subidas –por otro lado constantes en los últimos años, como se pone de manifiesto en el gráfico adjunto- en un entorno de alza de precios de la materia prima, pero que justamente se ha producido ahora a la inversa dejando en evidencia un sistema por completo inoperante en las actuales circunstancias.
El procedimiento de cálculo y fijación del precio máximo de venta, antes de impuestos, de los gases licuados del petróleo envasados, fue establecido inicialmente por la Orden ITC/1858/2008 de 26 de junio, modificada por la Orden ITC/776/2009 de 30 de marzo y actualizada más recientemente en la actual legislatura a través de la Orden IET/463/2013 de 21 de marzo. Hay que remarcar que una modificación anterior del sistema, concretamente la Orden ITC/2608/2009 de 28 de septiembre, fue anulada por Sentencia del Tribunal Supremo de fecha 19 de junio de 2012.