Abengoa ha sufrido un nuevo varapalo en Bolsa que deja a la compañía de renovables en una situación muy frágil para afrontar con garantías el futuro. Estas últimas semanas se ha hablado mucho de Grecia y lo que ha sufrido este país por el continuo abuso de algunos países sobre todo Alemania. Algo parecido está viviendo Abengoa en Bolsa. Su valor se ha convertido en un juguete roto que los trader manejan a su antojo.
Los cortos se han hecho dueños de la compañía de la familia Benjumea que en solo dos semanas ha visto desplomarse el valor de la acción más de un 65%. Ayer no iba a ser menos y los títulos B de la empresa cerraron de nuevo en mínimos históricos, en 0,77 euros, tras caer un 9,41 % en una sesión bursátil marcada por la volatilidad, en la que llegaron a subir un 7,4 %.
Los títulos de clase B -los más líquidos y que cotizan en el Ibex 35- empezaron la mañana marcando mínimos históricos, 0,74 euros, pero se recuperaron a mediodía, hasta 0,87 euros, y llegaron a alcanzar 0,91 euros.
Sin embargo, las acciones de Abengoa han cerrado a 0,77 euros, lo que supone un descenso del 9,41 %. Un desastre. Su valor actual es de 644 millones de euros, una cifra menor que los 650 millones de la ampliación de capital anunciada a principios de mes.
El tobogán vivido hoy en la cotización de Abengoa se ha debido sobretodo a la fuerte volatilidad. Solo ayer se movieron más de 47 millones de acciones, más del doble que el pasado lunes.
Esta volatilidad se produce un día después de que el bufete estadounidense Gainey McKenna & Egleston anunciara una demanda colectiva contra Abengoa por tergiversar presuntamente los datos de liquidez de la compañía, hecho que podría haber inflado artificialmente su cotización, según han adelantado hoy medios como El País o Expansión.
El bufete argumenta que en la presentación de resultados del primer semestre, celebrada el 31 de julio, la empresa comunicó un plan de desinversiones de 400 millones de euros y una rebaja en sus previsiones de flujo de caja.
No obstante, días más tarde, Abengoa anunció una ampliación de capital de 650 millones de euros y aumentó el plan de desinversiones hasta 500 millones.
Gainey McKenna & Egleston critica que tan solo días antes de la ampliación, el consejero delegado de Abengoa, Santiago Seage, aseguraba que la empresa no tenía planeado acudir al mercado de capitales.
Los medios citados aseguran que este litigio se suma a otros anunciados por Bronstein, Gewirtz & Grossman y The Rosen Law Firm, así como al llamamiento del bufete Levi & Korsinsky a los accionistas de Abengoa para iniciar una demanda colectiva.
El futuro de Abengoa se complica cada vez más. Generar confianza en el mercado sería un milagro en toda regla. Ahora mismo no tiene rumbo, está perdida, como San Pedro al huir de Roma y encontrarse a Jesucristo. Por eso, quo vadis, Abengoa? La respuesta la dará el mercado en las próximas jornadas, pero el camino parece no tener suelo. O sí.