El Gobierno israelí ha aprobado un nuevo tratado de gas con el que espera impulsar el desarrollo y explotación de importantes yacimientos en el Mediterráneo y dejar atrás la incertidumbre provocada por restricciones jurídicas regulatorias.
En particular, la medida pretende allanar la explotación del campo de Leivatán, localizado en 2011 a unos 130 kilómetros al oeste de Haifa, uno de los mayores yacimientos descubiertos en el Mediterráneo hasta la fecha, que alberga, según estimaciones, 21,9 trillones de pies cúbicos.
El proyecto, aún no desarrollado, se enfrentó a un importante obstáculo en marzo pasado cuando el Supremo israelí bloqueó un acuerdo previo que obligaba al Ejecutivo a un acuerdo de una década por el que se comprometía a no modificar los impuestos, las cuotas de exportación y otro tipo de regulaciones.
El pasado miércoles, el titular de Energía, y principal promotor de este tipo de pactos en el sector del gas, Yuval Steinitz, adelantaba el nuevo acuerdo, que ofrecía al Ejecutivo mayor libertad para ofrecer suficientes garantías a las empresas explotadoras del yacimiento, la estadounidense Nobel Energy, con sede en Texas, y el Grupo Delek Israel, para que pudieran reanudar las inversiones.
Tras localizar dos importantes yacimientos en aguas mediterráneas en la última década, Israel aspira a convertirse en una potencia clave en la explotación de gas en la región, y tiene garantizado el abastecimiento durante un siglo.
Entre los proyectos que se encuentran paralizados en medio de las trabas regulatorias estaba el de suministrar gas israelí a una planta de Unión Fenosa Gas en Egipto, además de a otros actores regionales como Turquía, Jordania o la Autoridad Nacional Palestina (ANP).