El almacén temporal individualizado (ATI) de residuos, cuya construcción ha pedido la central nuclear de Cofrentes, debería estar acabado en 2019, para poder realizar los protocolos de pruebas al año siguiente y estar operativo en 2021 cuando está previsto que se agoten sus piscinas de combustibles.
Así lo ha explicado el director de la central, Tomás Lozano, en una comparecencia en Les Corts, en la que ha defendido que el almacén temporal tiene “absoluta garantía de seguridad incluso en escenarios improbables” como la desaparición de presas, lluvias milenarias o vientos de más de 140 kilómetros por hora.
A petición de Compromís y PSPV, Lozano ha comparecido en la Comisión de Medio Ambiente, donde ha manifestado que el ATI “será necesario en cualquier escenario” y, aunque permite “continuar la operación de Cofrentes en 2021” es “independiente” del proceso de autorización de explotación, que prevén solicitar en marzo de 2020.
Lozano ha expuesto que la planta valenciana generó en 2016 el 35 % de la demanda eléctrica de la Comunitat, evita la emisión de 6,5 millones de toneladas de CO2 al año, su siniestrabilidad laboral es cero, invierte de media 46 millones al año, su seguridad se sitúa en la excelencia y ofrece 750 empleos directos y 800 indirectos.
Ha explicado que solicitaron el almacén temporal cuando la empresa pública ENRESA confirmó el retraso en el almacén temporal centralizado (ATC) programado en Villar de Cañas (Cuenca), ya que sus piscinas de combustibles se encuentran actualmente al 88 % de su capacidad y prevén que se completen en 2021.
Respecto a la nueva instalación ha explicado que su refrigeración es por convección de aire natural, “el método más seguro”, estará ubicada al oeste de las torres de refrigeración y, además de estar semisoterrada para evitar cualquier impacto ambiental, está diseñada con los más altos márgenes de sismicidad e inundabilidad.
Ha detallado que estará construida 46 metros por encima del nivel del Júcar, lo que supone 30 metros más de lo que marca el Plan de acción territorial sobre prevención del riesgo de inundación en la Comunitat Valenciana (Patricova) y dos metros por encima de la cota para sucesos como roturas de presas, vientos o lluvias milenarias.
Respecto a la sismicidad, ha explicado que los márgenes de diseño son “cinco veces superiores a lo que establece la normativa sismoresistente aplicable en la zona para edificaciones convencionales”, y además ha incidido en que cumplirá todos los criterios nucleares de seguridad.
“Es la solución más extendida en todos los países y se impone como solución temporal al almacenamiento de combustible gastado”, ha afirmado.
Lozano ha calificado de “enriquecedor” el actual debate sobre la energía pero ha incidido en que la responsabilidad de definir la futura transición energética es del Gobierno y ha subrayado que las recomendaciones europeas apuestan por la presencia de la energía nuclear en este proceso por ser “óptima y eficiente”.
“Estamos firmemente convencidos de que la energía nuclear dará estabilidad de precios y evitará volatilidades y aportará reducción al precio energético”, ha apostillado.
El director de la central nuclear de Cofrentes ha hecho hincapié en que la política energética en los países occidentales se dirige a “permitir la energía nuclear más allá de los 40 años porque es necesaria para transición energética cumpliendo los requisitos medioambientales y de rentabilidad”.
En esa línea ha afirmado que de los 445 reactores del mundo, 115 tienen concedida la operación más allá de 40 años, de ellos 80 de Estados Unidos (de un centenar) y 30 de Europa, con la excepción de Alemania, que ha optado por el cierre progresivo y que, según ha dicho, tiene el segundo precio más caro de la energía en Europa.
Lozano ha afirmado que contraponer la energía nuclear a las renovables es engañoso y ha defendido que estas últimas se tiene que imponer de forma más intensiva de lo que se ha estado haciendo hasta ahora “para poder prescindir de la energía nuclear”.