En otra señal de que la era del petróleo está llegando a su fin, Dinamarca está en proceso de cerrar la venta de su última compañía petrolera. Maersk, el principal grupo industrial danés, dio hace escasas fechas un gran paso en su proceso de reestructuración al vender a la francesa Total su negocio petrolero por 7.450 millones de dólares (unos 6.300 millones de euros). La operación, aprobada por los consejos de administración de las dos compañías, concluirá en el primer trimestre de 2018 si obtiene el visto bueno de los reguladores de competencia.
Apenas tres meses después de la venta de la producción de petróleo y gas del mar del Norte de Dong Energy a la alemana Ineos, el movimiento de Maersk para desprenderse de su división de petróleo ha sido bien recibido por el gobierno y los sindicatos. Incluso el nacionalista Partido Popular Danés nacionalista, que apoya al gobierno en el parlamento, no se opuso.
La ironía es que Dinamarca necesitará los ingresos del petróleo y el gas para financiar su transición verde y, así, cumplir la promesa de dejar de usar combustibles fósiles en 2050. Eso significará mantener la producción de los campos del Mar del Norte, lo que Total ha prometido hacer. “Cuanto más dinero ganen en el Mar del Norte, más dinero habrá para gastar en la transición verde”, dijo el ministro de Energía, Lars Christian Lilleholt.
Relevancia decreciente
No se espera que los ingresos por petróleo y gas como porcentaje del PIB danés se recuperen mucho, tal y como puede verse en este gráfico del Ministerio de Economía danés
Los ingresos del petróleo del Mar del Norte solían llegar a un promedio de 8.000 millones de coronas (1.075 millones de euros) al año. Eso pagaría cerca de 1 gigavatio de nueva capacidad eólica terrestre, que es suficiente para suministrar energía a unas 170.000 viviendas, según un reciente acuerdo en Noruega, recogido por el analista de Bloomberg Intelligence, James Evans.
Dong, una antigua empresa estatal cuyo nombre es el acrónimo de Danish Oil and Natural Gas, utiliza al menos parte del dinero que realizó en su desinversión petrolera para construir más parques eólicos marinos, ampliando su dominio como el mayor operador mundial de turbinas eólicas marinas.
Dinamarca, que también es el hogar de Vestas Wind Systems ( el mayor fabricante de turbinas eólicas del mundo), ahora obtiene más del 40% de sus necesidades de electricidad a partir de fuentes renovables, y su objetivo es superar el 50% en 2020. El sector verde del país ya emplea a unas 67.000 personas, el doble del número de trabajadores en su industria del Mar del Norte.
Vientos favorables
La energía eólica, como se puede ver en este otro gráfico expresado en terajulios de combustible equivalente, está recuperando terreno frente al petróleo en términos de consumo de energía en Dinamarca
Paradójicamente, Dinamarca se introdujo en la exploración petrolera en primer lugar, en 1962, porque el fundador de Maersk, Anders Peder Moeller, supuestamente quería impedir que las empresas alemanas explotaran las reservas del Mar del Norte. Y son esas mismas explotaciones, en condiciones a menudo peligrosas, las que han ayudado a Dinamarca a desarrollar su próspero negocio de energía eólica marina en primer lugar.
Como señala Benny Engelbrecht, portavoz de las finanzas con los socialdemócratas, “la transición verde de Dinamarca se basa en nuestra vasta experiencia en la construcción en alta mar”.