Este jueves el Ministerio de Energía convocó a todos los medios de comunicación habidos y por haber a una rueda de prensa con el ministro Álvaro Nadal. La convocatoria no decía nada sobre qué era, aunque todo el mundo se imaginaba que era sobre el precio de la luz.
Nadal anunció a bombo y platillo una reforma del mercado del gas como la gran solución para acabar con los precios altos en el mercado eléctrico. Nadal sacó su varita mágica y tachán, la culpa ahora es del gas.
Hasta ayer la culpa era todo de las renovables, pero claro, como en el tema del precio de la electricidad no puede echarles la culpa porque las tecnologías limpias ayudan a bajar el precio de la luz, pues mira a ver a quién le puede echar la culpa.
¿Cuál es la tecnología más cara? ¿El gas? Pues a por el gas. A eso se le llama improvisación. Es más, incluso con cierto toque oportunista y de cara a la galería.
Es cierto que el precio de la luz se ha desbocado en los últimos días, pero las subidas se vienen produciendo desde mayo y fue en septiembre cuando comenzaron con fuerza. Es cierto que el nuevo ministro llegó en octubre y que con las subidas de esos meses estaba tranquilo.
Pero claro, cuando el precio de la luz se ha ido de las manos y se ha convertido en una cuestión social entran las prisas. Las prisas son muy malas compañeras de viaje. No suele acabar bien. Es mejor, el dicho de toda la vida, despacito y buena letra si se quiere hacer una buena política y estrategia energética.
Tanta subida de la luz ha evidenciado que existe un grave problema en el mercado de la electricidad. El sistema marginalista es lo que tiene, sobre todo si depende de la climatología o los precios de las materias primas.
Ahora se han encarecido el petróleo, el gas natural y el carbón. Se ha juntado que no llueve desde Maricastaña y que al dios Eolo no le da la gana de trabajar, pero a pesar de todo ello, el mercado no funciona. No está bien.
Incluso lo dijo ayer el propio Nadal. “El sistema marginalista no me gusta”, pero es lo que hay. “No es perfecto, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas”. Pero es lo que hay en todo el mundo. Otra vez el mal de muchos, consuelo de tontos. Lo que no quiere es volver a la fijación de precios por parte de las compañías que había antes de 1998.
Es cierto que el sistema marginalista está en buena parte de los mercados eléctricos, pero hay muchas diferencias de estos respecto a España. Por ejemplo, la venta de energía eléctrica a plazo.
En España toda la electricidad se compra en el mercado cada día. Existe el mercado de futuros, pero no se contrata prácticamente nada de energía en el mismo. Como si no existiera. Todo al ‘pool’. En Francia, Holanda, Alemania, etc la electricidad que se contrata diariamente es muy pequeña.
Casi 20 años después, el mercado no funciona como a uno le gustaría. Pues cámbielo. Así de simple. Toca sentarse y pensar. Asesorarse bien. Hablar con el sector. Con agentes del mercado. Con todo el mundo.
Al menos estudiar las posibilidades. Ver qué diferencias hay con otros mercados europeos.
Con el anuncio de ayer, España no sale de la rueda. Sigue metido en la política de parches. En la política de arreglar el problema con lo primero que me venga a la cabeza. La improvisación no es buena, ni cuando la sociedad le obliga a dar la cara.
El mensaje de ayer tuvo que ser otro. Porque tal y como cuenta este viernes El Periódico de la Energía, aumentar la oferta de gas no asegura bajar el precio del gas. El gas natural es universal. Se contrata a nivel mundial. La demanda es altísima en varios lugares del planeta. España no produce gas, ni petróleo, y casi ni carbón. Está a merced de la volatilidad de los mercados.
Ahí es dónde tiene que trabajar. Disminuya la dependencia de estos mercados. Así no tendrá que echar la culpa al gas, ni a nada. Planificación. Estrategia. Pacto. Parecen palabras que son satánicas en el actual Gobierno.
Acaso señor ministro ¿no cree que Gas Natural Fenosa y Endesa no hubiesen ofertado más gas natural en el mercado MIBGAS para hacer disminuir el precio del mismo como usted pretende, para que no les cueste tanto luego encender sus ciclos combinados? Si no lo han hecho será porque no merece la pena.
El caso era salir a la palestra. Decir algo. Tratar de acallar el grito social y echar balones fuera. Todo el mundo es culpable. Las renovables por no funcionar, la CNMC por no darse prisa, el gas porque es muy caro. Pero eso sí, nosotros, el Gobierno, no se preocupen, les vamos a salvar de los precios altos de la electricidad.
Ya le digo yo que con estas medidas no se cura al enfermo. Pregunte al sector. Al mercado. A ver qué dicen.