"Construir un automóvil es duro", dice Elon Musk. Él debe saberlo bien. Lo ha hecho y sabe mejor que nadie lo cerca que Tesla Motors ha estado de llegar a la ruina financiera en más de una ocasión. Cuando Tesla empezó a vender coches eléctricos en 2012, muchos observadores de la industria predijeron que pronto llegarían las penas.
Pero no fue así. De hecho, prosperaron en medio de un mar de probabilidades imposibles. Tuvo tanto éxito que Tim Cook, CEO de Apple, decidió que su empresa debía mojarse y construir su propio coche eléctrico para competir con Tesla. ¿Sería muy difícil?
En realidad, condenadamente duro. La palabra se ha filtrado desde dentro de la propia Apple, que ha decidido no construir el coche después de todo. De acuerdo con Bloomberg News, cientos de empleados del Proyecto Titán se han visto reasignados, han dejado de ir o han renunciado.
Hace sólo unos meses, Apple repescó al ingeniero Bob Mansfield, que estaba semi retirado, para tomar las riendas del proyecto Titán. Mansfield era un confidente muy cercano al fundador de Apple, Steve Jobs, y había liderado varios de los programas de desarrollo de producto más exitosos de la compañía como el MacBook Air, el iMac o la tableta iPad. A Mansfield, aparentemente, no le gustó lo que encontró cuando se hizo cargo del proyecto Titan.
Un mes después de tomar las riendas, Mansfield anunció a su equipo un cambio de estrategia. Dijo que después de examinar el programa, se había decidido que Apple no debía tratar de competir con Tesla, sino más bien ser un fabricante de sistemas de conducción autónoma que se pudieran vender a otros fabricantes.
Según los expertos, los altos directivos de Apple han dicho al equipo del proyecto Titán que tiene hasta finales de 2017 para actuar en conjunto y decidir sobre la dirección final del programa.
La nueva dirección de Apple tiene que hacer frente a vientos que soplan en contra. Los fabricantes de automóviles convencionales son escépticos acerca de su activación mediante un componente importante de sus automóviles del cabeza huevo de Silicon Valley. A muchos les preocupa ser vistos como simples ensambladores de componentes de otros en lugar de verdaderos fabricantes. Ellos se resisten a dejar que sean las empresas tecnológicas las dueñas de los componentes de software lucrativos de sus coches.
Hubo un tiempo a principios de este año, cuando Elon Musk dijo en tono melancólico que llegaría un día en que Tesla Motors valdría tanto como Apple, que actualmente tiene un valor de mercado de 700.000 millones de dólares. Ahora, debido al fiasco total en que se ha convertido el Proyecto Titán, Apple debería estar preocupada de que no se le venga todo el negocio abajo, mientras que Tesla se aproxima por el carril de adelantamiento.
En un momento en que Silicon Valley parece pensar que cualquier persona mayor de 30 años se encuentra en situación de muerte cerebral, es interesante ver a un viejo caballo de batalla como Mansfield ser contratado para hacer una limpia del desastre provocado por un puñado de expertos en la tecnología de mirarse el obligo.
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