El liderazgo de la Unión Europea (UE) en la aplicación de la tarificación del carbono se ve restringido por unos precios bajos que limitan el incentivo de los contaminadores para descarbonizarse.
El innovador Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (EU ETS) de la UE es fundamental en los esfuerzos del bloque por combatir el cambio climático obligando a los contaminadores a reducir o pagar por sus emisiones de gases de efecto invernadero. La ampliación del régimen cubrirá el 75% de las emisiones de la UE en 2030.
Sin embargo, un nuevo estudio del Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero (IEEFA) advierte de que la debilidad de los precios reduce los ingresos del EU ETS que pueden canalizarse para financiar las energías renovables y apoyar a los hogares vulnerables durante la transición energética.
“Aunque se espera que los precios del carbono en la UE suban en los próximos años debido a los objetivos de reducción de emisiones y a la disminución de la oferta de permisos, a corto plazo se necesitan precios más altos para impulsar nuevas inversiones en tecnologías limpias y ayudar a alcanzar los objetivos de cero emisiones netas”, afirma Andrew Reid, analista de finanzas energéticas del IEEFA y autor del informe.
A pesar de las deficiencias del EU ETS, la envergadura del sistema hace que Europa represente el 79% de los ingresos mundiales recaudados con los sistemas de tarificación del carbono en 2022.
Aproximadamente una cuarta parte de las emisiones mundiales están sujetas actualmente a algún tipo de sistema. Los ingresos totales procedentes de la tarificación del carbono alcanzaron los 95.000 millones de dólares en 2022, menos del 1% del coste global de estas emisiones para la sociedad.
El informe concluye que es probable que la UE siga desempeñando un papel preponderante en el mercado mundial de tarificación del carbono, ya que su objetivo es aplicar sus normas a los socios comerciales, incitándoles a reducir las emisiones y dando lugar a la introducción de nuevas estructuras de tarificación del carbono en estos países. Esto se debe al Mecanismo de Ajuste en la Frontera del Carbono (CBAM) de la UE, cuyo objetivo es proteger a los productores de la UE de la «deslocalización» de emisiones a economías con políticas climáticas más débiles.
Actualmente en fase de transición, el CBAM empezará a aplicar una tasa a partir de 2026, cuando las importaciones de cemento, hierro y acero, aluminio, fertilizantes, electricidad e hidrógeno estarán sujetas a la tarificación del carbono de la UE.
Se espera que el mecanismo tenga un impacto material en grandes contaminadores como China, responsable del 29% de las emisiones mundiales. La amenaza de pagar tasas a la UE fomentará la subida de precios en el RCCDE de China, y el país podría presionar a otros socios comerciales para que sigan su ejemplo.
“La CBAM supone un claro incentivo para que los países no pertenecientes a la UE introduzcan herramientas de tarificación del carbono que puedan ayudar a financiar los compromisos climáticos dentro de sus fronteras. Si no lo hacen, se verán obligados a cumplir las normas de la UE y se enfrentarán a fugas económicas, ya que sus pagos los recibirá el bloque en lugar de sus propias arcas”, afirmó Reid.
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