Aunque el viernes 14 de diciembre se había puesto como tope para finalizar las negociaciones en la COP24, celebrada en Katowice (Polonia), la realidad es que van a continuar a lo largo de este fin de semana. Y todo porque no hay manera de que lleguen a un acuerdo para definir cómo y quién va a financiar la lucha contra el cambio climático. Pero no solo.
"Es el drama de los últimos días, pero esperamos que de aquí al domingo se consiga avanzar", explica a este diario Florent Marcellesi, diputado en el Parlamento Europeo por EQUO en el grupo de Los Verdes/ALE, "los Acuerdos de París entrarán en vigor en 2020 y antes de ello se deberá presentar un Libro de Reglas sobre transparencia, financiación y ambición para que pueda funcionar el tratado firmado en 2015".
Alcanzar un consenso en estos tres conceptos algo herméticos, ambición, financiación y transparencia, es clave para que se logre cerrar el acuerdo en esta cumbre del clima, donde se debe fijar la letra pequeña del Acuerdo de París. Por eso se prevé una última jornada de negociaciones maratoniana para alcanzar un texto consensuado, que podría ir hasta el domingo.
"Lo más importante es la ambición, y después de las advertencias del IPCC sobre las dramáticas consecuencias del calentamiento del planeta que exige cambios "urgentes y sin precedentes" para contener a 1,5ºC la subida de las temperaturas, hay que dar una señal. Especialmente la UE que tiene ser la referencia para el resto de países del mundo", añade Marcellesi.
La ambición puede que sea la causa de la última gran batalla entre quienes propugnan avanzar más resueltamente en la lucha contra el cambio climático y quienes van arrastrando los pies.
La presidencia de la COP24 ya ha publicado un borrador de 144 páginas como documento conjunto de trabajo pero todavía se pueden realizar cambios notables en él. "Un borrador en el que solo se decía que 'invitamos a las partes a considerar...' cuando lo que tenemos que hacer es una fuerte recomendación a seguir las conclusiones del IPCC", señala el eurodiputado, "aunque Naciones Unidas ya ha avisado que en 2019 volverá a reunirse con los países firmantes para revisar al alza los compromisos a los que se llegue ahora".
Pero, ¿cuál es la postura de los países? "Hay una coalición del 'trumpismo climático', en la que están EEUU, Rusia, y Arabia Saudí, que no quieren una recomendación explícita, y a la que cada vez más se une Brasil, otro agente que está poniendo palos en las ruedas de la COP24, y luego el resto". Aplaudir el informe implicaría una acción climática decidida -como exigen los estados isla, los más vulnerables y la UE-, mientras que un mero "tomar nota" del documento significa que no hay obligación de adoptar sus recomendaciones.
Otro elemento dentro del campo de la ambición es la poca atención que presta el borrador a los esfuerzos que deben hacer los países antes de 2020, cuando entre en vigor el Acuerdo de París, tanto en términos de planes de recorte de emisiones como de apoyo financiero a las economías en vías de desarrollo. El texto "invita" que no "urge u obliga" a los países a actualizar para ese año sus Contribuciones Determinadas Nacionalmente (NDC), sus planes de reducción de su huella ecológica.
Asimismo es objeto de debate entre las delegaciones el grado de obligatoriedad y compromiso de las rondas periódicas que realizarán los países para seguir aumentando sus recortes de emisiones.
Pero ¿quién financia la lucha contra el cambio climático?
La financiación vuelve a ser también un escollo en la COP, con los países más vulnerables exigiendo que se mantenga "Pérdidas y daños" como sección aparte -con su correspondiente partida económica-, tal y como sucedía en el Acuerdo de París, y no dentro de otra categoría, como en el actual borrador.
En general, la dotación de los fondos para los países en vías de desarrollo siguen siendo una brecha sin cerrar, con grandes dudas en torno al fondo verde y problemas con el fondo de adaptación al cambio climático y el de mitigación de sus consecuencias.
La diferenciación sigue siendo un caballo de batalla de los emergentes, que exigen que contribuyan más a la lucha contra el cambio climático aquellos que tienen más capacidades económicas y tecnológicas y aquellos que históricamente han contaminado más. No obstante, las tensiones podrían estar suavizándose en este asunto después de que China se haya mostrado abierta a un paquete de reglas "uniforme" para todos los países, algo a lo que antes se oponían.
"La financiación es el eterno debate de todas las cumbres climáticas. Quién tiene que pagar y asumir los costes de esta lucha. Hasta ahora se consideraba obligación de los países desarrollados porque son los que más han contribuido a este calentamiento en los últimos 150 años, pero en esta cumbre se está viendo que China, que no está incluida en los pagadores, al ser el país más contaminante del planeta, podría comenzar a ser contribuyente en el futuro próximo", explica Florent Marcellesi, "pero el problema es que en dos años EEUU se saldrá del Acuerdo de París y esto significa que dejará de aportar al fondo, así que habrá que buscar nuevas alternativas para suplir la falta de ese dinero".
Libro de Reglas
Y por último hay que decidir sobre las reglas, si la ambición se aplica a todos los países o dependerá de ser desarrollado o menos desarrollado, "hasta ahora esa obligación la asumían los mismos países que financiaban esa lucha contra el cambio climático, pero ahora se plantea que también el resto de países deben asumir unos objetivos de adaptación y mitigación", con un calendario y unos periodos más dilatados en el tiempo, pero deben hacerlo.
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