Algunos llamaron a la Lora (Burgos), el complejo petrolífero de Ayoluengo, la esperanza negra porque parecía que iba a convertir a España en uno de los grandes productores de petróleo, pero cincuenta años después se ha pasado de una producción de 8.000 barriles al día a en torno a cien.
El alcalde de Sargentes de la Lora, Leoncio Ruiz, recuerda a Efe que la Lora aparecía incluso en los libros de texto infantiles como un complejo petrolífero de primer orden.
En el pueblo llegó a haber en los primeros años de explotación unos 300 habitantes y medio millar de trabajadores que se encargaban de la obra civil, la construcción del oleoducto y la estación de recepción del petróleo en Escalada (Burgos), además de las tareas directamente relacionadas con la explotación de los pozos de petróleo.
Sin embargo, la reducción del volumen de petróleo ha provocado que la despoblación haya sacudido a esta zona aún con más fuerza que a otras pequeñas localidades y hoy solo cuenta con una treintena de habitantes estables, aunque algunos vuelven al pueblo durante el verano.
Petroleo de baja calidad
Recuerda que incluso se planteó construir un oleoducto de más de cien kilómetros para llevar el petróleo a la refinería de Somorrostro (Vizcaya), aunque finalmente se optó por un pequeño oleoducto hasta la localidad próxima de Escalada, situada a pocos kilómetros de los pozos.
Desde hace unos años, esa estación intermedia de depósito de petróleo también se ha cerrado y los camiones cargan directamente el crudo en la zona de los pozos.
Leoncio Ruiz esboza una sonrisa cuando se compara la prospección de gas natural mediante inyecciones hidráulicas en el subsuelo conocida como fracking con la forma de explotar el petróleo de la Lora. Asegura que "es lo mismo, aunque se llame de diferente manera". En la Lora se ha hecho fracking con sistemas bastante más rudimentarios que los que hay ahora y "nunca ha pasado nada", sostiene Leoncio Ruiz.
Reventar la veta
Se bajaba una especie de cañón por los tubos con un camión Schlumberger hasta la profundidad donde los expertos estimaban que podía haber bolsas de petróleo próximas. Los técnicos disparaban el cañón, que reventaba las tres capas de tubería y las vetas próximas, en lo que se llamaba "reventar la veta". Después se inyectaba "un ácido" para facilitar la salida del petróleo.
El alcalde de Sargentes de la Lora asegura que esta técnica se ha usado durante muchos años "y nunca ha pasado nada ni se ha detectado ninguna contaminación". El fracking consiste en inyectar agua a presión con productos químicos para romper la roca de pizarra y extraer gas o petróleo y, para Leoncio Ruiz, "es lo mismo, aunque lo de antes se hacía más a lo bruto".
En su opinión, no es lógico pensar que lo que pase a 3.000 o 4.000 metros puede contaminar la superficie o acuíferos porque a esa profundidad no hay agua potable y las capas de agua que se atraviesan se protegen con los tubos de penetración, que son estancos.
El alcalde de Sargentes de la Lora insiste en que el petróleo no dejó tanta riqueza en la zona como se podría pensar, porque "la gente piensa que aquí pasa como en Estados Unidos, cuando la normativa es muy diferente".
Mientras en Estados Unidos el propietario de un terreno es también el dueño del subsuelo, en España hay una ley más restrictiva por la que todo el subsuelo es del Gobierno, por lo que en las zonas de explotación solo queda lo que se pague al propietario del terreno donde se perfora el pozo, algunos impuestos para los ayuntamientos y lo que pueda suponer en cuanto a contratación de personas residentes en la zona.
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