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Hace dos meses (20/11/2018) Francia y Bélgica tenían precios a las 19.00 horas superiores a 200 euros/MWh; 227,22 y 388,41 respectivamente. España/Portugal 68,05 y Alemania 58,05) publicaba el Periódico de la Energía. “Nueva ola de frío azotará Europa con subidas del precio y demanda de electricidad: Francia supera los 90 euros/MWh”. En algunas zonas de Alemania se ha llegado a menos 31 grados, el invierno más frío de los últimos 40 años. El artículo añadía una tabla de temperaturas en Francia, España y Alemania.

Francia, a diferencia de Alemania que analizo los efectos de regresar a calendario de cierre nuclear aprobado en el 2000 (derogado en 2010), no consideró los riesgos de sus sistema energético. ¿Cómo reaccionan dos países con mix energéticos tan distintos a una ola de frío?

“Agorameter” de la web Agora Energiewende nos ofrece datos relevantes en tiempo real de la situación alemana. El 14 de enero, a las 2.00 horas, el precio era de menos 15 euros/MWh; el 13 a las 15.00 horas a menos 0,27; y el 9 de enero -con temperaturas más bajas- a las 2.00 horas a 3,43. La ola de frío y viento en Alemana provoca un descenso de temperaturas. No hay na subida de la demanda (entre 60 y 80 GW). Francia tiene electrificados todo los consumos lo que la hace más vulnerable.  La caída de producción de eólica de 40 GW el 9 de enero a 3 GW en 10 de enero el precio subió de 30 a 80 euros/MWh.

Alemania con el cierre escalonado de nucleares, se dijo, cometía una hipocresía. Renuncia a su nuclear pero consumiría la energía nuclear de otros países… dicho en una frase. La metodología para ciertas afirmaciones fallan cuando vemos que pasó de exportar 6 TWh año en 2011 a 60 TWh tres años después. En esta ola de frío Alemania ha llegado a exportar el 12 de enero a las 6.00 horas 16,8 GW. La mitad de ellos a Francia. Alemania no “tira” de Francia, Francia “tira” de Alemania. El 10 de enero las exportaciones se derrumban, con 3 GW eólicos, a 2 GW de exportación.

¿Mucha Energiewende (transición energética) pero  Alemania quema mucho carbón? Se ha dicho que Alemania ha renunciado a la lucha contra el cambio climático con su apuesta “insensata” por las energías renovables “inmaduras”. Las exportaciones le permiten mantener esa parte del mix de energía convencional poco flexible. Alemania lo que ha renunciado, como veremos abajo es a cumplir los objetivos de renovables.

El 12 de enero, cuando exporta 16 GW (gráfica de la iaquierda), tiene 12 GW de hulla y 5 GW lignito (gráfica de abajo). La línea roja señala los gramos de CO2 por kWh: el 13 de enero a 180 gramos CO2 kWh cuando el 7 de enero estaba a 480.

Alemania ha copiado nuestro arranque de caballo y parada de burro.

“Cuando la industria pesada estornuda en Alemania, el diario FAZ se precipita con el pañuelo y saca el chivo expiatorio verde... Es más fácil encontrar la causa del tabaco en las energías renovables y abusar de las tabletas de carbón que admitir sus propios fallos" –escribía en Twitter Claudia Kemfert. Refleja el conflicto estructural de la transición energética. Se culpa de la pobreza energética a las energías renovables.

El coste del CO2 garantiza la “neutralidad tecnológica”. El comercio de carbono incorpora el coste de las emisiones de CO2 que paga con crecer los consumidores: retribuyen igual a tecnologías con nulas o bajas emisiones. Ni favorece el clima, ni la transición energética, pero pagar una tasa verde finalista de 6 céntimos de euro kWh desató en 2013 una nefasta reforma. Buscaba limitar a un tercio la fotovoltaica. Las “subastas competitivas” que acabarán con subvenciones: mera fobia a los precios regulados como existe en mercados farmacéuticos. Irracional. Ni logran la mitad del objetivo: 6 GW en 2017. Vence el chivo expiatorio.

En Reino Unido las tarifas reguladas permitieron impulsar la energía solar pasando de 0,05 GW en 2011 a 2,6 GW anuales en 2016. En febrero de 2016 se instalaron 21 MW, mientras que en febrero de 2015 81 MW. Se redujo drásticamente los precios regulados. En 2017 0,9 GW. En julio de 2018 suprimen las tarifas: esperan que las empresas energéticas compitan ofreciendo por vertidos “tarifa de exportación”.

Reino Unido con el cambio de julio de 2018 se augura un futuro negro. Mientras Alemania, ante la incapacidad de la subasta de permitir  cumplir metas de 2020, introdujo en 2017 una reforma que incentiva el autoconsumo con una tarifa de autoconsumo compartido.

Viviendas sociales en Frankfurt o Berlín se benefician con 400 MW adicionales; explican esos 1,8 GW.

¿Cuáles son los planes del gobierno?

El Periódico de la Energía entrevistaba al director de IDAE. “Porque ¿qué tenemos que evitar? Un escenario de muchos gigavatios de fotovoltaica que a las 12 de la mañana de 2028 provoquen una caída de los precios”. La energía solar el “chivo expiatorio”. ¿No será como, dice Agora Energiewende, la falta de “potencia flexible”? Añadía el director de IDAE: “y ¿cómo se solventa? Precisamente con un modelo de subastas que haga preguntas que respondan a eso”.

Bastaría leerse las evaluaciones semestrales del funcionamiento de las subasta para no pretender, con múltiples preguntas sin mirar solo el precio, resolver o que son problemas mal planteados. ¿No sería más adecuado un mercado de volúmenes de potencial para que centrales convencionales aporten potencia flexible? Se exige esa flexibilidad a las subastas. Si de lo que se trata es de vincular fotovoltaica a baterías lo simple y sencillo, como propuso el Fraunhofer Institut, es un “precio regulado” 2.0: retribuir el vertido de FV almacenada en batería (señalando con 24 horas de antelación las horas). A los políticos les gusta complicar hasta el infinito lo que en su origen es simple.

Hermann Scheer, si se quiere ideas para cómo gastar los 207 millones del fondo de eficiencia energética, propuso en las elecciones de Hessen un “programa de 100.000 mini-centrales de trigeneración (pasar en 6 años de 5% al 60% de renovables). Gobiernos regionales tienen programas para bombas de calor, etc., “10.000-Hawiuser Programm” en Baviera: mejorar la eficiencia energética permite optimizar y reducir la inversión en fotovoltaica y batería.

Recomiendo el libro “Aceleración” de Hartmut Rosa que muestra la dificultad de percibir a la vez grandilocuentes objetivos y conceptos subcutáneos petrificados; causa estupor la inmunidad de la lógica para manejarse con realidades cambiantes cuyo resultado es la movilización inmovilizada. Occidente sufre una parálisis vertiginosa… y  no de frío.

Jordi Ortega es profesor de la UPC.

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