¿Qué pasa con el MidCat o Step I (South Transit East Pyrenees), el gasoducto que quiere unir la Península con Francia? Se lleva proyectando su construcción ya más de una década, y aunque ha habido algunos avances, el tramo de 106 km en la parte española y el otro de 120 kilómetros en territorio galo parece que están en vía muerta.
Pese a que durante años el sector gasista defendía todos a una su necesidad, a día de hoy existen discrepancias sobre su utilidad y, más aún, hay serias dudas con que se vaya a construir finalmente. Hace poco tiempo que incluso la patronal del sector, Sedigás, se fue hasta el Parlamento Europeo para defender las interconexiones de gas entre España y Francia con el argumento de dotar al continente de una nueva entrada de gas que mejore la garantía de su suministro. Pero ya no interesa.
Según fuentes del sector consultadas por El Periódico de la Energía, “ya no hay necesidad de construir el MidCat, ya no es un objetivo estratégico para el sector porque España es el país con más plantas de regasificación de Europa” y un lugar de confluencia para los barcos que vienen de la costa este de América o de Oriente Medio. De hecho, confirman que la capacidad de infraestructura de almacenamiento de GNL de los puertos españoles es de seis plantas más una hibernada, lo que representan el 40% de la capacidad total de almacenamiento de Europa.
“Probablemente a Europa le interesa más el MidCat que a España, que pueda tener una alternativa al gas ruso y a su alta dependencia con este país”, añaden esas fuentes.
No todos en el sector son de la misma opinión. El gasoducto “es un tema europeo que se concibe como Proyecto de Interés Común (PIC) y por tanto, la decisión ya se tomó desde Europa, poco tiene que decir el sector gasista español al respecto”, señalan otras fuentes. A finales de enero pasado, los Estados de la Unión Europea aprobaron la propuesta de la Comisión de subvencionar diversas interconexiones, a través del mecanismo Conectar Europa y, en el caso concreto del MidCat, se ayudará con 1,7 millones de euros al estudio sobre la concesión de licencias del proyecto STEP.
“Esta interconexión servirá para mejorar la competitividad de la industria, mejorar la seguridad del suministro del gas y ayudar a los objetivos de descarbonización”, señalan otras fuentes, “además se conseguirán precios más competitivos en el MIBGAS al aumentar al competencia, probablemente quien niegue la necesidad del MidCat sean comercializadoras que prefieren seguir manteniendo alta la oferta”.
El proyecto contempla la construcción de las siguientes infraestructuras:
- En la parte española, comprende los gasoductos Martorell-Figueres, tramo norte (Hostalric-Figueres) y Figueres-Frontera francesa, con una longitud aproximada de 106 km, y una estación de compresión en Martorell.
- La parte francesa comprende un tramo de gasoducto entre la estación de compresión de Barbaira y la frontera española con una longitud aproximada de 120 kilómetros.
Le debe complementar el Step II, que es la conexión entre el norte y el sur de Francia. Step I tiene un coste total, entre Francia y España, de unos 500 millones de euros según datos de la patronal del sector, y 3.100 millones de euros según los ecologistas. El Step II se calcula que podría ser incluso más de cuatro veces más caro.
Lo cierto es que desde 2005 la saga interminable del proyecto MidCat espera su momento, y no parece que llegue nunca. Una de las razones de su eterna paralización es la inacción del gobierno francés, que el actual presidente Enmanuel Macron volvió a reiterar en la Cumbre que se celebró en Lisboa el pasado mes de julio entre España, Portugal y Francia. En declaraciones a la prensa adelantó que “no vamos a construir gasoductos a menos que el consumo sea importante”.
De momento, el proyecto STEP sigue paralizado a no ser que incremente la demanda de gas en Francia, un país donde la mayoría de la calefacción es eléctrica y tiene gran parte de su mix con energía nuclear, o la Comisión Europea presione para su desarrollo.