El precio de la electricidad en los países de la UE han aumentado significativamente en el último año y medio y mucho tiene que ver el sistema de emisiones de la UE (ETS) que se ha convertido en un subyacente cada vez más influyente. "En las mesas de trading existe una específica para la gestión y la exposición al riesgo de los derechos de emisión de CO2", explica Justo Conde, socio de NRG Consulting, durante la Jornada E-Network organizada por el Ateneo de Energía, "y no solo influye en el mercado eléctrico también en el gasista"
En su opinión, "con los cambios regulatorios que se han aprobado en los últimos años, ha aumentado también la posibilidad de un mayor trading especulativo en torno a él".
De 2009 al 2014, con la crisis económica, el precio del CO2 estaba por los suelos. Había una sobreabundancia de derechos disponibles por la caída de la actividad de las industrias y del sector eléctrico. No había apenas demanda. Además, la Comisión Europea establecía una reserva de unos 900 millones derechos hasta 2016 que han sido prorrogados hasta ahora.
Como desde el punto de vista regulatorio no se conseguía los objetivos por los que fue diseñado este mercado, Bruselas aprobó aplicar un nuevo mecanismo para reducir la cantidad de derechos que se van subastando progresivamente, año tras año, y esa medida fue el pistoletazo de salida del aumento de precios.
En su opinión, "las características de este mercado son distintas a las de otros, es el único en el que los gobiernos pueden fijar su precio y por tanto, hay un claro interés de que sean de una determinada manera", advierte Justo Conde, "si la OPEP fuera capaz de tener un poder tan elevado sobre los precios del petróleo como para controlar los precios, no cabe duda de que lo harían subir, así que no es de extrañar que en el Comercio de Derechos de Emisión ocurra algo parecido".
La manera en la que los gobiernos pueden controlar los precios del CO2 es gracias a la posibilidad de adjudicar y subastar una serie de derechos, y cada país miembro tiene la potestad de hacerlo según lo considere. Pero sus decisiones tienen una relación directa sobre de la factura de la luz, y es que una parte importante del movimiento del precio de la luz se debe a los precios del CO2. "El comercio se introduce inicialmente para desincentivar las emisiones de gases de efecto invernadero, específicamente el CO2, es un sobrecoge que lo tienen que soportar las empresas que emiten una determinada cantidad", añade el experto, "pero el problema es que al final lo sufren los consumidores finales y la industria".
"Hay informes que estudian hasta tres tipos de escenarios, desde el rango de 30 euros/Tn de CO2 hasta los 110 euros/Tn, y cómo estos precios hacen fluctuar si se genera más con carbón o con gas", añade, "de ahí que lo que ocurra en el mercado de emisiones repercute en el resto de tecnologías. En el mercado eléctrico hay un cierto componente que depende de la evolución del coste de las materias primas. Una forma de verlo es la correlación que existe entre subyacentes, y desde finales de 2018 se pude ver la gran influencia que representa el precio del CO2".
En varios países de la UE, la coincidencia de los aumentos en los precios de la energía y la implementación del comercio de emisiones ha generado la cuestión de hasta qué punto este esquema impacta con la competitividad internacional de algunas industrias intensivas en energía, el poder adquisitivo de los usuarios finales de la electricidad, como los pequeños hogares o, más generalmente, la distribución de superávit económico entre los productores de energía y los consumidores.
Como resultado, en muchos países europeos los responsables políticos y las partes interesadas de los grupos de interés industriales o de otro tipo en varios países han comenzado a reflexionar sobre qué variedad de opciones existen para abordar esta problemática, incluida la mejora del sistema de asignación de ETS de la UE (especialmente el aumento de las cantidades en las subastas), nuevos impuestos sobre las llamadas 'ganancias inesperadas' o aumentar el control sobre los precios de este mercado.
"En escenarios de precios altos de CO2 entre 2030 y 2050, donde se prevé que pudieran subir hasta los 50 euros/Tn, su influencia puede mejorar ligeramente a medida que la penetración de la solar sea mayor, pero también supondrá una mayor volatilidad horaria, porque en las horas de mucha generación renovable, los precios del CO2 caerán, pero cuando no haya, se disparará", concluye el experto.
JELorenzo
22/05/2019