La Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo (PE) aprobó un acuerdo alcanzado con los Estados miembros para limitar el uso de biocombustibles tradicionales y de nueva generación en el marco del cumplimiento de los objetivos medioambientales de la Unión Europea para 2020.
Los eurodiputados apoyaron por 51 votos a favor, 12 en contra y una abstención la propuesta, según la cual los biocombustibles tradicionales procedentes de cultivos como el maíz, el trigo, la remolacha o la colza, que pueden interferir en la producción de alimentos, supondrán como máximo un 7% de la energía renovable usada en el transporte en 2020, en lugar del 8,6 %.
Los Estados miembros tendrán, no obstante, la opción de establecer un umbral más bajo si lo consideran necesario, así como de acogerse a un objetivo voluntario del 0,5 % para los biocombustibles de nueva generación, que, como incentivo, contarán dos veces para lograr el objetivo de que el 10 % del combustible usado para el transporte procedan de fuentes renovables en 2020.
La Comisión Europea y los productores de combustible, por su parte, informarán cada año de las emisiones indirectas ILUC (sobre cambio indirecto del uso de la tierra, por sus siglas en inglés), es decir, del impacto indirecto sobre el aumento de emisiones de CO2 que genera la producción de biocombustibles, por ejemplo si se tala un bosque para dedicar los terrenos a estos cultivos. Seguridad alimentaria
"El Parlamento Europeo y los gobiernos han decidido finalmente bajar el tono de una política de biocombustibles perjudicial que sólo ha contribuido a privar a los pobres de los alimentos y acelerar el cambio climático que pretende luchar", señaló en un comunicado el experto de Oxfam en la materia, Marc-Olivier Herman.
"Sin embargo, este nuevo límite del 7% de biocombustibles procedentes de cultivos sólo puede ser un primer paso", continuó, y recalcó que "Europa debe eliminar completamente estos combustibles de manera que ya no pueden poner en peligro la seguridad alimentaria y contribuir al cambio climático".
La compleja negociación sobre la reforma de la legislación comunitaria de biocombustibles comenzó después de que en octubre de 2012 la Comisión Europea (CE) presentase una propuesta inicial que abogaba por marcar un límite del 5 % al uso de biocombustibles tradicionales.
El 5 % restante debía ser cubierto con biocarburantes de última generación, fabricados a partir de residuos y otras fuentes alternativas como la paja, que emiten menos gases de efecto invernadero que los combustibles fósiles, u otras fuentes limpias como el hidrógeno o la electricidad.
Ante las reticencias mostradas por los países, se presentó un primer texto de compromiso en el que se reducía la ambición de la reforma de la Comisión Europea y se elevaba la cuota para biocombustibles tradicionales hasta el 7 %, pese a lo que fue rechazado en diciembre porque no incluía ningún mínimo obligatorio para los biocombustibles de nueva generación.
En la propuesta actual vuelve a incluirse el límite del 7 % y se añade un objetivo voluntario del 0,5 % para los de nueva generación.
El Pleno del Parlamento Europeo votará esta propuesta en su sesión del 29 de abril en Estrasburgo, tras lo que podrán votar los ministros de los Veintiocho.
Deja tu comentario
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios