Las compañías petroleras han bombeado billones de barriles de crudo de sus explotaciones, pero ahora dicen que su futuro está en su otro producto principal: el gas natural, un combustible que están promoviendo como el sucesor lógico del carbón.
Con casi 200 naciones negociando un pacto vinculante sobre las emisiones de carbono de cara a la cumbre de París en diciembre, las compañías de combustibles fósiles como Royal Dutch Shell y Total dicen que están reorientándose hacia el gas, una alternativa más limpia al carbón barato que ahora domina la generación de electricidad en todo el mundo.
Este tipo de declaraciones han provocado una guerra dialéctica entre ambas industrias y despertado una gran preocupación entre las grandes petroleras, que están más interesadas en acaparar cuota de mercado en la lucha contra el calentamiento global. "Total es gas, y el gas es bueno", ha dicho su presidente ejecutivo, Patrick Pouyanne, antes de que se iniciara en París la Conferencia Mundial del Gas. Sus declaraciones se hicieron eco de los comentarios hechos días antes por el CEO de Shell, Ben van Beurden, quien dijo que su empresa ha cambiado de ser "una empresa de petróleo y gas a una compañía de gas y petróleo", según informa Bloomberg.
Shell comenzó a producir más gas que petróleo en 2013 y Total al año siguiente. Exxon Mobil Corp. La elevó a alrededor del 47% de la producción el año pasado desde el 39% de hace seis años. Las empresas están impulsando las ventas en China, India y Europa.
Los productores de carbón encabezados por Glencore y BHP Billiton producen alrededor del 40 por ciento de la electricidad mundial. Shell, Total, BP y otras compañías petroleras dijeron hace dos días en un comunicado conjunto que se están congregando junto para promover el gas como combustible más respetuoso con el clima que el carbón.
El enemigo
"El enemigo es el carbón", dijo Pouyanne, quien se ha comprometido a retirarse de la minería del carbón y detener el comercio de carbón en Europa. La estrategia clave para los productores de gas para impulsar esta agenda consiste en solicitar a los gobiernos que pongan precio a las emisiones de carbono de las centrales eléctricas. Eso crea un incentivo económico para cambiar del carbón -la principal fuente de gases de efecto invernadero- a las opciones más limpias.
El CEO de BP, Bob Dudley, hizo una llamada a que se ponga un precio al carbono en la junta de accionistas de la empresa del pasado 16 de abril, mientras que el máximo responsable de Exxon, Rex Tillerson, reiteró la semana pasada su apoyo a un impuesto al carbono si el consenso emerge en los EEUU. “Incluso sin los precios del carbono, el gas está desplazando al carbón en EEUU, ha dicho Tillerson en París.
"El uso de gas natural en EEUU ha reducido las emisiones de CO2 a niveles no vistos desde la década de 1990", dijo en un discurso. "Y EEUU no tiene una política de costes del carbono".
Dudley, Tillerson, Pouyanne, Van Beurden y y el CEO de Statoil, Eldar Saetre se unirán al presidente de Chevron Corp., John Watson, en la conferencia en París de esta semana para discutir las maneras de promover el gas como combustible principal para un mundo más limpio y sostenible.
"Promueven gas porque ya es parte de su negocio", dijo Michael Barron, director de energía y recursos naturales de Eurasia Group. "En muchos sentidos, el gas contribuye a avanzar hacia una economía baja en carbono. Pero todo va a depender de la economía".
La extracción de petróleo a menudo produce tanto crudo como gas, y en los últimos años los principales productores han aumentado su enfoque hacia el gas. Ese cambio se está acelerando, con miles de millones gastados en las operaciones de gas, que han generado históricamente menos dinero que el petróleo. "Más gas es la clave”, dijo Van Beurden a los accionistas en la junta general del pasado 21 de mayo.
En abril, Shell acordó pagar 70.000 millones de dólares para comprar BG Group, principalmente una compañía de gas. Exxon está poniendo en marcha campos de gas y proyectos de exportación de gas natural licuado en Papúa Nueva Guinea para abastecer a Asia, y Total está invirtiendo en Rusia.
Emisiones de CO2
"El carbón no es el objetivo", dijo Joan MacNaughton, quien lideró un informe sobre el cambio climático del Consejo Mundial de la Energía publicado el mes pasado. "El objetivo deben ser las emisiones. Es cierto que el gas es un medio emisor como el carbón, pero se podría decir que es dos veces más limpio o, lo que es lo mismo, que es sólo la mitad de sucio".
Las grandes petroleras todavía no han hecho los deberes, teniendo en cuenta los aspectos económicos de carbón. En Asia, que representa alrededor del 70% del consumo mundial de carbón, los precios del combustible han disminuido cada año desde 2011, reduciendo los costes de la electricidad.
"Es una cuestión de asequibilidad", dijo Philip Garner, director general del grupo británico CoalPro. "El carbón es un recurso mucho más abundante que el petróleo y el gas, y a los países que lo producen no se les puede pedir que dejen de utilizarlo debido a que más de mil millones de personas todavía viven sin electricidad."
La térmica de carbón debe caer a alrededor del 30% por ciento de la producción mundial para el año 2025 para cumplir con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a 2 grados centígrados, según la Agencia Internacional de Energía.
Captura de carbono
Empresas del carbón están apostando por la captura y almacenamiento de carbono, que aspira el CO2 antes de que entre la atmósfera, para mantenerse en el negocio de cara a las demandas de energía más limpia, dijo Garner. Las tecnologías que el carbón limpio de impurezas también serán otra baza en la estrategia de defensa de esta industria.
"Nadie sugiere apagar todas las plantas de carbón ya que la mitad del planeta estará en la oscuridad", ha dicho Gerard Mestrallet, presidente ejecutivo de la eléctrica gala Engie, en París. "Lo importante es un cambio en el mix, en el que hoy el carbón juega un papel central”.
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