El sector de los biocarburantes en España pide aumentar su aportación al consumo de energía en el transporte y medidas contra la competencia desleal de otros países en un contexto marcado por la menor demanda a raíz del coronavirus.
El director de la sección de Biocarburantes de la Asociación de Empresas de Energía Renovables (APPA), Manuel Bustos, explica a Efe que las ventas se han visto especialmente afectadas por el confinamiento, que "redujo drásticamente la movilidad por carretera".
Para el conjunto del año, calcula que la demanda de carburantes de automoción disminuirá en torno al 15 % anual, arrastrando así a los biocarburantes, cuya aportación respecto al consumo total de energía en el transporte está regulada.
Los operadores tienen la obligación de poner en los mercados cada año un porcentaje dedicado a los biocarburantes, un objetivo de venta o consumo que en España ha aumentado en los últimos años hasta situarse en el 8,5 % en 2020.
Ese incremento porcentual "no será suficiente" para compensar en términos absolutos la reducción de la demanda de combustible, reconoce Bustos, pese a que la movilidad general ha empezado a recuperarse con el levantamiento de las restricciones.
CAMBIOS REGULATORIOS
El momento coincide con un cambio de ciclo a nivel regulatorio, ya que la directiva revisada de energías renovables comenzará a aplicarse en 2021 y establece que las renovables deben representar al menos el 14 % de la energía en el transporte en la Unión Europea (UE) en 2030.
En España hay sobre la mesa un proyecto de real decreto que fija objetivos obligatorios para biocarburantes del 9,5 % para 2021 y del 10 % en 2022, limitando al 7 % los que procedan de cultivos.
El Gobierno "está trabajando en la transposición de algunos detalles (de la directiva europea) y va bien encaminado", sostiene Bustos, que -sin embargo- critica la rebaja en términos absolutos de la aportación de los biocarburantes para 2030 en comparación con 2020, recogida en el Plan nacional integrado de energía y clima.
"No tiene sentido hacerlo si tienes capacidad industrial para llegar a un nivel de producción porque, por muy ambiciosa que sea la apuesta por el vehículo eléctrico, la mayor parte de los vehículos de carretera seguirán usando carburantes líquidos", afirma el dirigente de la patronal.
También pide la revisión del límite impuesto a la utilización de cultivos forrajeros y justifica que, cuando en las fábricas se extraen aceites de ciertas plantas para biocarburantes, se fomenta que lo demás se aproveche para otros usos como la alimentación animal.
UN MERCADO MIXTO
En 2018, el sector del biodiésel contribuyó a la economía española con 696,5 millones de euros (3,6 % más que el año anterior) y el del bioetanol, con 128,1 millones (22,6 % más), según APPA, que vincula esos avances a los incrementos de la producción, de las ventas de la industria a nivel nacional y de las exportaciones.
Las empresas de biocarburantes de la asociación producen básicamente bioetanol, sustitutivo de la gasolina obtenido a partir de un mix de materias primas que va desde el maíz hasta los residuos vitinícolas, y biodiésel, que emplea materias grasas como los aceites de palma y soja, el de cocina usado y otros residuos, incluidas grasas animales.
"Todas estas materias para la fabricación de bioetanol y biodiésel tienen certificada su sostenibilidad para su uso como materia prima de biocarburante", asevera Bustos, que detalla que cada país debe hacer auditorías para garantizar que su obtención no haya dañado espacios de gran diversidad o reservas de carbono.
EL PESO DE LAS IMPORTACIONES
Un 95 % del bioetanol consumido en España lo produce la industria nacional, una proporción que cae a poco más de la mitad en el caso del biodiésel, con importaciones procedentes sobre todo de Argentina (soja), Malasia, Indonesia (palma) y, este año, también de China (aceite de cocina usado).
Además, se compra biodiésel hecho a partir de la colza de otros países europeos, de modo que lo que se consume en España es un "mix" de todos esos aceites, apunta el responsable de APPA Biocarburantes.
Detalla que el uso de residuos está aumentando desde que se puso en marcha en España en 2019 un mecanismo para incentivar las materias primas residuales.
En el terreno comercial, dos problemas serios con los que se han topado las empresas españolas en los últimos años han sido el de la competencia desleal y las subvenciones en origen, de las que se han beneficiado importaciones de biodiésel y bioetanol que "han inundado" el mercado.
Los procedimientos para adoptar medidas "antidumping" y "antisubvención" suelen ser "lentos", admite Bustos, aunque desde el sector están "continuamente luchando" contra esa clase de prácticas que afectan a España, ya vengan de Estados Unidos, Indonesia o Argentina.
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