El transporte por carretera y la aviación en la Unión Europea no ha seguido la misma tendencia a la baja en la emisión de gases de efecto invernadero que el resto de sectores, especialmente el energético. Mientras estos consiguieron reducir casi en un cuarto la contaminación atmosférica, el sector del transporte ha crecido hasta un 17% entre 1990 y 2014.
Coches, furgonetas y camiones ha aportado el mayor aumento absoluto de cualquier sector de emisiones de CO2 en los últimos 25 años, hasta 124 megatoneladas (Mt), según el último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).
Pero no solo son los coches o el transporte rodado. La aviación lo ha hecho mucho peor. De hecho, según los datos de AEMA, la contaminación por CO2 procedente de los aviones de las compañías europeas se ha elevado hasta un asombroso 82% desde 1990, un aumento de las emisiones de 93 Mt.
El sector europeo del transporte se ha convertido en el primer emisor del conjunto de la UE.
El sector energético, que era hasta ahora el mayor emisor de CO2, ha bajado un 7,4%, hasta 1.066 millones de toneladas de CO2 a consecuencia de la combinación de varios factores que, en total, supusieron un descenso de 10 gigatoneladas con energía menos con centrales de combustibles fósiles y la instalación, en el mismo periodo, de 20 gigatoneladas de nueva generación eléctrica a base de energía solar y eólica en todo el continente.
Y no debería sorprender tanto estos datos después de lo que sabemos sobre el fraudulento uso de dispositivos de desactivación de los vehículos de Volkswagen o de las ahora conocidas presiones que sufrió la industria automovilística por parte de algunos gobiernos de la UE para dejar lagunas en algunas de las pruebas que medían los niveles de CO2.
Para la ONG Transport & Environment (T&E), los datos publicados deben servir de "llamada para despertarse" a aquellos quienes piensan que Europa estaba dando la vuelta a las emisiones de su transporte. "Es ahora sin duda un gran problema climático para Europa" y pide que la Comisión Europea cierre "de forma urgente el agujero existente entre la primera generación de biocarburantes que contabilizan como emisiones cero", cuando de hecho, "la mayoría de ellos contribuyen a que el cambio climático vaya a peor, en vez de mejorar".
Para la ONG, estos datos son muy significativos para Europa, que planea publicar su estrategia para descarbonizar el transporte en Europa este próximo 20 de julio. En esa fecha también presentará una propuesta de implantación con los compromisos de reducción de gases de efecto invernadero de los sectores difusos, que plantea una reducción del 30% en 2030 respecto a 2005. "La Comisión Europea no tiene opción más que ayudar a los Estados miembro a llegar a una estrategia ambiciosa de eficiencia y electrificación para el transporte con nuevos vehículos y camiones que cumplan los estandard de CO2 en 2025", ha dicho la ONG.
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